lunes, 19 de agosto de 2013

La misma y frágil especie humana


Cada día en África, millones de niños y adultos tienen fiebre, diarrea, tos, sufren accidentes leves o graves o cualquier otra circunstancia patológica. Miles de mujeres paren a los hijos en sus casas asistidas por comadronas tradicionales o sufren abortos espontáneos. Muchas de estas mujeres han sido sometidas a las prácticas iniciáticas de la mutilación genital femenina que aumentan el riesgo de complicaciones obstétricas. La mayoría de ellas parten de anemias ferropénicas carenciales que, al no ser tratadas, se ven incrementadas con la lactancia materna. Y en muchos países, no hay un sistema sanitario desarrollado que pueda ofertar a la población un atención básica y un aporte regular de la medicación necesaria.

En 2005, salieron de la Escuela de Medicina de la Universidad de Gambia los primeros médicos locales formados bajo el mecenazgo de la Misión Médica Cubana y la OMS. En la actualidad, en los hospitales distribuidos por el país, la mayor parte de la carga médica recae en los médicos cubanos que están destinados unos dos años en cada lugar y que luego son desplazados a otras zonas del país o a otros países.

La mayoría de la población vive en zonas rurales alejadas de estos centros. En la época de lluvias, transitar con cualquier medio de transporte por los caminos embarrados y anegados es una tarea muy difícil. En época seca, los baches e irregularidades del terreno hacen muy lento el desplazamiento. Kuwonku se encuentra a unos 6 Km de la frontera norte con Senegal. Basse, la ciudad de referencia, que se encuentra a unos 35 Km de distancia, pero para recorrerlos se emplea una hora de furgoneta más el tiempo del ferry que cruza el río Gambia - en esa zona estrecho- No hay ningún puente en el país. La mayor parte de las personas sufren, y muchos mueren, por las patologías que pueden surgir. Acudir al hospital es extraordinario y extremo.

El ambulatorio donde hemos estado no recibe ninguna medicación estatal, y la única existente ha sido aportada por las ONGs que hemos apoyado este proyecto. En nuestro viaje llevábamos un botiquín generoso complementado con la compra en las farmacias locales. El tratamiento de la malaria (Coartem) está restringido para su uso en los hospitales, por lo que la mayoría de los casos no serán tratados. Sospeché malaria en una mujer embarazada y en un niño de 2 años, a los que convencí para que acudieran al Hospital. Neumonías en niños, infecciones urinarias en varones y mujeres, anemias carenciales en casi todos era el espectro habitual de las consultas. Visité 2 ancianos en sus casas, impedidos por una ceguera completa y por una insuficiencia cardíaca sin ningún tratamiento. La hipertensión arterial es un problema muy común. La dificultad para acceder a un tratamiento regular impide un mínimo control.
Uno de los casos más tristes que atendí fue un niño de 10 años que vino con aspecto deteriorado y unas lesiones de zóster torácico que eran recurrentes en los últimos años. Había perdido mucho peso y le dolía bastante. Acompañado por su tío, nos comentó que sus padres había muerto en poco tiempo, desconocían la causa y habían sido enterrados sin haber consultado ni haber sido diagnosticados. La sospecha de SIDA era muy alta. Le preparé un informe para que le llevaran al Hospital.

Acostumbrados a realizar una Medicina llena de recursos tecnológicos (análisis, microbiología, pruebas de imagen..), por ello, la práctica de una Medicina básica llena de incertidumbres y de dudas genera inquietud. La constancia de que una gran parte del mundo sobrevive a la enfermedad como puede, con sus recursos naturales, sin intervención científica, -como nosotros no hace tanto tiempo-, confirma la gran desigualdad social en la que nuestro planeta vive inmersa.

Parecen palabras tópicas, pero para poner cara al tópico, aconsejo a todo aquel que minimice esta realidad, o la considere fruto de las circunstancias o de las diferencias raciales, que se dé una vuelta por estos países y se ponga en el lugar de los que lo sufren. Ante el dolor y la muerte todos somos iguales, la misma y frágil especie humana.

El paso del río Gambia en Basse

3 comentarios:

  1. Tu relato, estremece, Vicente. Es increíble el abandono en que viven estas personas, siendo que Africa tiene países ricos pero esa riqueza jamás llega al pueblo...se la reparten entre unos pocos...Además, promueven la falta de educación , para así someterlos más fácilmente.
    El Mundo tiene que agradecer a organizaciones como la que te lleva por esos lados a paliar un poco esas desigualdades.

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  2. la foto de ese niño...me ha emocionado hondamente.

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