Páginas

domingo, 2 de octubre de 2011

Las suaves colinas de Kampala (I). Y la noche cayó rápidamente.

Niño mendigo en las calles de Kampala. Foto original del Vicente Baos 
La lluvia ecuatorial caía con energía sobre la tierra rojiza y el asfalto de las calles de Kampala, en medio del gran atasco diario. La gente que caminaba iba empapándose, aparentemente sin importancia, mientras que los improvisados ríos de agua y fango inundaban los caminos y arrastraban la basura, lo que provocaba unas grandes balsas. Tras un caluroso y húmedo día, el cielo tormentoso descargó su agua acumulada.

Twebaze Denis no tenía dinero para coger ningún transporte, ni para un taxi colectivo ni para un desaconsejable boda-boda -moto taxi- en una tarde que prometía lluviosa. Por ello, caminaba lo más alejado posible de la carretera para evitar las salpicaduras. Debía llegar antes del anochecer a su destino en el barrio de Kikera y encontrarse con un amigo de un amigo que le había prometido un buen trabajo. Sobrevivir con lo que ganaba ayudando a otro amigo a vender salchichas a la brasa en las calles al atardecer no era suficiente. Intentaba sacar algo de dinero vendiendo binyebwa -cacahuetes- a los pocos turistas que aparecían por el centro de la ciudad.

La lluvia cesó pronto y un moderado calor se impuso en la cambiante atmósfera. Tras atravesar los campos cercanos al Estadio Nacional Nelson Mandela, alcanzó las estribaciones de Kikera cuando el Sol declinaba más allá de las suaves colinas donde se asienta Kampala. Y la noche cayó rápidamente.

El bar donde habían quedado estaba rodeado de cientos de puestos callejeros. Las luces de las lámparas de parafina temblaban inestables sobre las abigarradas mesas donde se vendían todas las comidas callejeras posibles. El ruido de las conversaciones y el paso de los coches ocupaban todo el espacio sonoro de la ciudad.

Twebaze no conocía a Mbazazi Richard de nada. Le habían dado el nombre y la dirección y acudía confiado en que podía conseguir otro trabajo que le permitiera salir adelante....(continuará)

Nota: Este relato se publicará los domingos.

4 comentarios:

  1. Mmm, vaya, vaya. Un relato africano.
    Esperaremos al domingo con ansiedad.

    ResponderEliminar
  2. Una delicialeerte, por suerte para los de este "mundo consentido".

    ResponderEliminar
  3. Enganchada ya!! Que ganas de que llegue el domingo...

    ResponderEliminar
  4. Enganchada ya!! Que ganas de que llegue el domingo...

    ResponderEliminar