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sábado, 24 de diciembre de 2011

De las fiestas, la felicidad y la fiebre

Deseos navideños para generaciones futuras
Foto original de Vicente Baos
Inevitablemente, pase lo que pase, se abre el tiempo de la felicidad navideña. Las cenas con los compañeros de trabajo, el envío de felicitaciones - cada vez más electrónicas y estandarizadas -, el deseo mutuo con los pacientes y con los amigos de felices fiestas, para más adelante el próspero año nuevo - lo de próspero parece una broma trasnochada - y toda la serie de ritos y costumbres asociados a estas entrañables fechas.
La repetición estereotipada de las actividades es parte del equilibrio social, imprescindible para activar la mortecina economía con compras innecesarias, demostración de nuestro amor y cariño por los familiares. "Así es porque así se ha hecho toda la vida", que diría el sabio tradicional. Y todo esto ocurre en los meses más incómodos, sanitariamente hablando. Los virus respiratorios y digestivos campan por sus respetos, es decir por las vías aéreas y las manos de los afectados, en alegre conjunción para saturar las consultas médicas, cargaditas ya de los males intemporales. Sigue siendo desalentador pensar que, a pesar de todos los esfuerzos educativos, un gran número de personas consideran que la fiebre, aunque no tenga ningún otro dato que provoque alarma sobre su origen, sea motivo de una consulta urgente médica. Sentirse febril y con malestar es motivo suficiente para abandonar escuela y trabajo y presentarse inmediatamente en la consulta médica "de urgencias". La mayor parte se asocian a molestias faríngeas y congestivas nasales sin ningún dato alarmante y sobre todo, con muy poco tiempo de evolución. El temor a la fiebre, el terror a presentar una enfermedad grave está instaurado en la sociedad de una manera excesiva. Se han perdido, sobre todo por la gente joven y de edad media, no digamos si se trata de niños, las habilidades de autocuidado y autobservación habituales en las personas de más edad que estaban acostumbradas a manejar con sentido común la mayor parte de los problemas menores que acontecen a una persona. Lamentablemente, los mensajes negativos sin matizar sobre el autocuidado y la automedicación realizados por las autoridades sanitarias ignorantes, han calado de una manera tal que provocan una avalancha de personas con problemas menores en las consultas médicas colapsando el sistema sanitario. Desaconsejar el uso de los antibióticos en automedicación es correcto, pensar que nadie sabe autodiagnosticarse un catarro común es una imbecilidad. 
Felices fiestas para aquellos que así lo vivan, generosas compras para aquellos que así lo puedan. Lo del año nuevo, lo reservo para más adelante. 

3 comentarios:

  1. Felicidades, Vicente, a pesar de todos los pesares!
    Silvia.

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  2. Estimado Juan Carlos. Gracias por tus amables palabras, pero no puedo publicar tu comentario dado que afecta a una tercera persona.
    Un cordial saludo

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  3. Cuanta razón tienes, aunque estaba pensando que quizás las personas atiborren las consultas médicas debido a que necesitan una licencia para poder faltar al trabajo...porque es fácil decir :cama, mucha agua,y dormir, el mejor remedio para un resfrío, y no todo el mundo puede hacerlo así no más.
    Felicidades en estas fiestas.

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