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sábado, 30 de marzo de 2013

Grandes esperanzas

Pza. San Berbardo. Madrid
Foto original de Vicente Baos
¿Las hay?
En el relato de Dickens y en la reciente versión cinematográfica, la sociedad victoriana estaba bien definida entre los poderosos adinerados, con la justicia de su lado condenando y desterrando a los pobres para poblar Australia, y la clase obrera y campesina que sobrevivía a duras penas. Solo un golpe de fortuna y de azar, como le ocurre a Pip, pondrá a su alcance el bienestar de los ricos, aunque detrás de su benefactor haya un gran misterio -evito hacer un espóiler-.
Durante toda mi vida he escuchado y apreciado que todos podíamos mejorar con nuestro esfuerzo y sacrificio. Con el estudio, con la constancia, con la perseverancia, se salía adelante con dignidad y bienestar. Y así ha sido en mi caso. No me puedo quejar. Pero, ¿a partir de ahora? ¿qué sociedad se está diseñando?
El exceso de mano de obra actual con más de 6 millones de parados no provoca el hundimiento social, las cosas funcionan igual. Muchas personas cercanas a mí se ven absolutamente expulsadas del ámbito laboral, muchos jóvenes bien formados tienen serias dificultades para estabilizar mínimamente el empleo. Por ejemplo, generaciones de médicos de familia, y en otras especialidades sucede lo mismo, que han pasado 4 años y siguen siendo los eternos suplentes de los centros de salud. ¿Qué expectativa? ¿Qué solución?
La emigración no es viable para todos -hay pocos nichos que cubrir- y supone un gran riesgo personal, las expectativas sociales en sanidad son recorte, recorte, precarización, externalización, llámese como se llame, peores condiciones de trabajo y menor sueldo. Y hablamos de un sector necesario, básico e imprescindible.
Todos queremos tener grandes esperanzas, o al menos... con amor.
Yo le tomé la mano y salimos de aquel desolado lugar. Y así como las nieblas de la mañana se levantaron, tantos años atrás, cuando salí de la fragua, del mismo modo las nieblas de la tarde se levantaban ahora, y en la dilatada extensión de luz tranquila que me mostraron, ya no vi la sombra de una nueva separación entre Estella y yo.
Final de Grandes Esperanzas (Charles Dickens)

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