Niños en Kuwonku (Gambia) |
La comparación entre los motivos de consulta de nuestro país y los que surgen en un país africano es inevitable. De forma rápida y simple, diríamos que aquí se consultan muchas banalidades y en África, tener acceso a un médico es un lujo y los motivos de consulta son siempre relevantes. Como toda generalización es una verdad a medias, pero, lamentablemente, cercana a la realidad.
Es fatigante para el médico de familia veterano -primera línea, acceso ilimitado, si no hay cita de forma urgente, etc.- las consultas de banalidades que realiza mucha gente joven y de edad media, acostumbrada a no tener ni la más mínima molestia o que consideran que cualquier síntoma es indicativo de graves cánceres y desgracias mayores. Siempre lo justificamos de la misma manera: los pacientes no tienen porque saber lo que significa aquello que les ocurre, pero la frontera entre la inquietud y la hipocondría, entre el sentido común y la tontería, se rompe con demasiada facilidad en muchos casos. Vivimos y trabajamos con ello y es parte de nuestra realidad sociosanitaria. Por otro lado, la capacidad de una respuesta adecuada a la enfermedad grave por parte de la atención primaria y hospitalaria produce orgullo y satisfacción de vivir y disponer de un sistema sanitario de calidad. Y somos muy afortunados por ello.
La población africana que no tiene acceso a una mínima asistencia sanitaria científica vive y muere bajo el patrón del azar y la inevitabilidad. Es una tragedia, aunque acepten con resignación un destino tan cruel en muchos casos.
El desarrollo de un sistema sanitario es un reto difícil para aquellos países de escasos recursos y con gobiernos que se preocupan muy poco por el bienestar de sus pueblos. La labor voluntariosa de ONGs ni suple ni palía estos problemas, solo aporta pequeñas soluciones que pueden ser determinantes para aquellos a los que se les aplica: una neumonía tratada con antibióticos, un lactante que accede a leche maternizada, una herida suturada que de otra manera podía haberse complicado gravemente... Pequeñas gotas que individualmente son grandes mares.
No se trata de comparar sino de conocer las enormes diferencias entre nuestro acceso a un sistema sanitario de calidad y las posibilidades reales de mucha gente en otras partes del mundo. Como decía en otra entrada, de la misma y frágil especie humana.
Rechazando toda generalización, y al hilo de tu postulado, apuesto a que un africano asentado en Europa consulta también por banalidades y un europeo asentado en África consulta por motivos relevantes. Es la fuerza de la costumbre: el capricho impuesto a la necesidad o a la inversa.
ResponderEliminarLa personalidad se forja con las desgracias. Tu has visto un sistema precario que pocos se preocupan por poner un grano de arena en ese desierto. Gente como tu, Vicente, son necesarias en estos gobiernos despreocupados e incluso en importantes organismo internacionales. Una caminata comienza con un paso. Un abrazo.
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