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domingo, 4 de mayo de 2014

Madres sin tregua


María se levanta muy temprano cada mañana. Sobre las 5.45 horas suena su teléfono móvil con una melodía, ni muy estridente ni demasiado agradable, si no fuera así , no se levantaría. Mientras se prepara, va despertando a su hija de 8 años. No es fácil despertar a los niños a esa hora, y Miriam pide una y otra vez un poquito más.
Los niños deben desayunar para tener más energía a lo largo del día, pero es difícil tomarse un tazón de leche con tostada a las 6 y media de la mañana.
María vive con su hija tras el divorcio. Entre dos, las tareas y las responsabilidades serían más fáciles, pero lo que no va bien, no va bien y las decisiones de los adultos tienen siempre costes. Aún así, nunca se ha arrepentido, por ningún motivo.
La niña debe estar en el colegio a las 7 de la mañana, junto con esos tres primeros niños que sus padres dejan apresuradamente para que les dé tiempo a llegar a sus trabajos. Entrar en una gran ciudad desde un pueblo de la periferia necesita tiempo y organización. Un tiempo muy medido que, cada vez que haya algún incidente en la carretera, se verá truncado. En el autobús, la modorra invade a la mitad de los viajeros que doblan sus cuellos inestablemente sobre los respaldos. Y si solo fuera un autobús.., después, el metro hasta el centro de la ciudad. A las ocho fichando una jornada partida, con un tiempo de comida de dos horas absurdas, que acabará a las 18 horas, después de 10 horas entre trabajo y trabajo, dado que María no está 2 horas comiendo y charlando. Su fiambrera se vacía en 15 minutos y para estar dando vueltas por la calle.....
Miriam disfruta de su colegio más que de su casa. A las cuatro de la tarde, acaba su jornada escolar y empieza (previo pago) la extraescolar en el ámbito escolar. Hasta las 19 horas en que su madre llega corriendo, siempre que no haya habido problemas de tráfico, a la puerta del colegio.
Y empieza otra carrera, los deberes que tiene que finalizar, un baño antes de cenar, una cena que no se puede prolongar porque hay que acostarse pronto, un "déjame ver un poco de tele" "no puede ser que tienes que irte a la cama"....
María y Miriam acaban agotadas y sin apenas haberse visto. Y así, los días laborales de las mujeres madres y las mujeres niñas pasan corriendo, extenuantes, por su vida.
En la empresa donde trabaja María no tienen en cuenta sus peticiones de un horario más racional, como por ejemplo: eliminando el tiempo de la comida o reduciéndolo para que pueda volver a su casa a un horario más acorde al escolar. No digamos de un sueldo digno para mantener la mitad de una hipoteca y unos gastos crecientes en unos sueldos mengüantes. La empresa tiene beneficios, pero el nuevo gerente quiere "optimizar" la productividad y hace lo que quiere, sin tener en cuenta las vidas de sus trabajadores. Él tiene a su esposa "en casa" y así "no hay ningún problema". Es el siglo XXI, en una España cada vez más parecida al siglo XIX. 

El día de la Madre, para mucha gente, no tiene la imagen empalagosa de las celebraciones que fomentan los centros comerciales o la fe religiosa. 

Es una imagen de amor y lucha para sobrevivir en una sociedad sin alma.

5 comentarios:

  1. A veces la imagen empalagosa sirve para salir de la rutina. No hace falta estar separada para vivir al límite y no tener horas para ver a tus hijos. Trabajar de 14-21 horas no facilita en absoluto la vida familiar. Nl tener guardias fines de semana, puentes o festivos, navidades o verano.

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    1. Es un ejemplo, a veces olvidado, diferente a las familias tradicionales. Trabajar en turno de tarde siempre es una grave problemas para el cuidado de los hijos. Las adminisrraciones ko piensan en la conciliación de sus trabajdores, como en otros sectores.
      Un cordial saludo

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  2. Fantástica!! Este post deberíamos imprimirnoslo todas las madres que, aunque trabajamos y a veces se nos atraganta la conciliación, somos unas verdaderas privilegiadas por disponer de ventajas como la jornada reducida, flexibilidad para atender incidencias domésticas y una red familiar dispuesta siempre a echar una mano. María y Míriam son unas heroínas!

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  3. Súmale cuidar de padre con demencia senil, madre tampoco muy allá, y hermano psicótico con tendencias suicidas. También existen realidades como esa, y el sistema social da pocas soluciones.

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  4. Terrible historia, en la que la mayoría de las personas ni piensa, y que hace que cada día haya más niños y niñas abandonadas a su suerte porque los mayores tienen que trabajar largas jornadas...Después nos quejamos del bullying? O nos quejamos de los delincuentes? O nos quejamos de toparnos con personas inconscientes? O acaso nos quejamos de sentirnos solos? mmmm... La pregunta es: ¿llegará el día en que retrocedamos un poco en esa carrera por el éxito? ¿Quizás lleguemos a la conclusión de que bien vale la pena vivir con un poquito menos, pero alcanzar a ver crecer a nuestros niños?

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