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viernes, 19 de febrero de 2016

Pasando un buen rato: mantitas para proteger la homeopatía, a más diluido más te mata....


Ayer en Twitter pasamos un buen rato con este invento, propio de genios en el arte de la fantasía emprendedora. Hay creadores de cosas auténticamente inverosímiles como una bolsa que proteja a un envase de homeopatía de las ondas electromagnéticas del teléfono, ordenadores, wifis, electrodomésticos y, sobre todo, del escuchabebés.
Es que no puede ser, si quieres ser una persona de tu tiempo tienes que tener muchas cosas peligrosas a tu alrededor, por ello, tienes que protegerte. Y si además tienes un bebé, necesitas un escuchabebés por si le pasa algo. Pero si el escuchabebés puede ir matando a tu bebé y a ti mismo con sus malignas ondas electromagnéticas debes tener una solución: las bolsas y mantas protectoras de Balmaprotect
Insuperables, unos auténticos genios. Espero que vendan un montón de estas tonterías. Un sector económico por despegar es el de sacar el dinero a los ecopijos que se tragan estos sinsentidos. ¡Adelante, campeones!

Pero los #homeolovers, como se definen los creadores de Balmaprotect, tenían otra sorpresa para nosotros el día de hoy.

Se ha organizado un cierto revuelo porque la Universidad de Valencia, tras las críticas de diversos miembros de la universidad, canceló el Máster en Terapias Complementarias aplicadas a la Salud y al Equilibrio Personal. Tras cancelarlo, queda pendiente ver qué se hace con otro master organizado por la universidad y el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia llamado Máster en Medicina Naturista, Acupuntura y Homeopatía,  impartido por esas instituciones  desde hace años.
Y en pleno debate, sus organizadores contestan a las preguntas de los periodistas de Valencia Plaza de la siguiente guisa: Los directores del máster defienden que los médicos deben saber de homeopatía

Mezclando cosas quiere salir del paso. ¡Qué tendrá que ver un principio activo extraído de las plantas con lo que ellos quieren explicar!. La medicina naturista de la que ellos hablan no es la clase de Farmacognosia de una facultad de farmacia.


El chiste es de tal calibre que me ahorro los comentarios.

Y para finalizar, un canto al amimefuncionismo que es el futuro de la medicina (LOL)


lunes, 15 de febrero de 2016

Las experiencias cercanas a la muerte. Intervención en Cuarto Milenio

De nuevo he participado en un debate organizado en el programa Cuarto Milenio. En mi anterior intervención sobre el Reiki ya expresé mi particular interés en poner voz a una opinión que represente el pensamiento racional y escéptico en un programa de masas de un medio de comunicación generalista. Acertado o no, creo que mi presencia y mis opiniones pueden ayudar a difundir unas ideas que tienen muy poco impacto en la opinión pública general.

El tema del presente debate, las experiencias cercanas a la muerte (ECMs), supone el abordaje de los aspectos neurocientíficos de las situaciones límites del cuerpo humano pero también, una valoración sobre la trascendencia, la consciencia en la vida y la muerte. Los relatos efectuados por las personas que viven estas experiencias límites nos llevan a diversas interpretaciones. Por un lado, los defensores de una trascendencia lo valoran como una prueba de la existencia de una "entidad" llamada alma, "energía" o carga espiritual que residen en el ser humano que ve un camino y una señal de lo que se espera que exista tras el fallecimiento orgánico del cuerpo. Respeto esa interpretación pero no la comparto. El relato de las ECMs supone una expresión de un cerebro en una situación limite. Con sus matices y sus peculiaridades, al igual que las experiencia del final de la vida, en mi opinión, suponen un último mecanismo adaptativo de nuestro cerebro que busca dar explicación y consuelo a la cercanía de la muerte. El relato está cargado de referencias culturales y antropológicas que todos llevamos en nuestro bagaje intelectual.

¿Eso significa que la percepción de extracorporeidad, la conversación con los seres queridos fallecidos antes que nosotros y otras percepciones, en general, agradables son un anuncio de una existencia posterior a la muerte biológica?

En mi opinión, no. Las religiones y multitud de filósofos han dedicado muchos esfuerzos a elaborar una teoría y una realidad de la trascendencia. Todo ello es una construcción cultural de nuestro cerebro evolucionado para dar respuesta a una incertidumbre. Entrar en este terreno es entrar en las creencias personales, no en la ciencia que quiere respuestas plausibles y demostrables sobre los hechos que acontecen a la biología humana y al universo físico que nos rodea y del que somos parte.
Somos el fruto evolucionado de los seres vivos. Compartimos origen con todas las formas de vida existentes en nuestro planeta. Somos la especie dominante en este momento que ha tenido la capacidad de reflexionar y cuestionarse su propia existencia, asumiendo y abordando el fin de nosotros mismos. Y para darnos respuesta, hemos construido teorías diversas que dan esperanza y consuelo al que finaliza su vida y a los seres queridos que le rodean. Sin embargo, en el momento actual, la certeza de la muerte biológica como el fin de nuestra existencia, al igual que el resto de los seres vivos de todas las especies que nos rodean, es la única realidad tangible y evaluable. Como cada persona rellena su creencia de lo que ocurre después pertenece al ámbito personal y cultural, no a la ciencia como hoy en día la entendemos.

El debate versó sobre estas cuestiones, que no se plantean en ningún debate público y menos en un medio de comunicación televisivo. Las respuestas en Twitter fueron de todo tipo, he de decir que la inmensa mayoría, aunque contrarias a mi posición, adecuadamente respetuosas. Mi respeto a las creencias y pido el mismo respeto a la no creencia.

En estos vídeos siguientes se ven fragmentos de los diálogos. Aquellos que quieran ver programa completo pueden hacerlo en este enlace: Más allá de la muerte. Cuarto Milenio. Temporada 11. Programa 441



Nota: 
Mi afirmación -que hay que escuchar en el contexto general de la conversación- de "ya está demostrado que no hay nada después de la muerte" es la que ha provocado un mayor número de respuestas contrarias. Aclaro la afirmación. La muerte biológica es el fin de la vida como la conocemos. No hay otras formas de "vida" medibles, evaluables y comprobables. Eso es inapelable. Las "otras formas de vida tras la muerte" son ideas indemostrables y creadas por nuestro pensamiento. Por ello, la percepción de una persona viva en este momento es que no hay nada -en los términos que ahora definimos lo contrario a la nada- que exista después de la muerte. Los que pensamos así no tenemos que demostrar lo contrario, son los que afirman lo contrario los que tienen que presentar la carga de la prueba.

domingo, 14 de febrero de 2016

Trabajar mucho mata más. No trabajar, también

Cartel en el Museo de las Momias de Guanajuato (México)
Trabajar en jornadas de 10 a 12 horas diarias no es nada extraordinario en los tiempos actuales. Por supuesto, la intensidad del trabajo es diferente: sea manual, a la intemperie o en una cómoda oficina. No es lo mismo atender al público en un bar lleno o en las urgencias sanitarias siempre desbordadas. No es lo mismo trabajar por resultados, cada vez más altos y difíciles de conseguir, que creando una obra artística o literaria. No es lo mismo sentirse reconocido en tu trabajo y ser bien remunerado que sentirse explotado, humillado y mal retribuido. No es lo mismo la suma de horas de trabajo seguidas que la jornada partida con una supuesta parada para comer que lo único que hace es retrasar la salida del trabajo. No es lo mismo tener tiempo para estar con tus hijos y tu familia que no verlos y trabajar fines de semana en horarios caóticos y cambiantes. 
De todo ello hay en los trabajos actuales en cualquier lugar del mundo.

En España, la media de horas anuales trabajadas ha bajado hasta situarse en las 1.699, prácticamente en el promedio de los países de la OCDE, pero muy por encima de las 1.362 de Alemania y las 1.489 de Francia. Es decir, trabajamos más y supuestamente nos dicen que producimos menos. Habría que ver en qué sectores y bajo qué criterios. 

¿Y todo esto tiene repercusión? ¿trabajar muchas horas aumenta el riesgo de morir? Si.

El excelente servicio del NICE, Eyes of Evidence nos trae el comentario de la publicación de un metanálisis que encuentra que trabajar de 49 a 54 horas a la semana está asociado a un 27% de incremento de riesgo de sufrir un ictus que los que trabajan 35-40 horas a la semana. Si se trabajan 55 horas o más a la semana el incremento del riesgo de ictus alcanza el 33%. En ese nivel de horas trabajadas (>55 horas/sem) se encontró un incremento del 13% de sufrir un episodio coronario.

Long working hours and risk of coronary heart disease and stroke: a systematic review and meta-analysis of published and unpublished data for 603 838 individuals. Lancet 2015; 386: 1739–46


Trabajar es más saludable que estar en paro, como bien nos demostró, entre otras muchas cosas el The Marmot Review. Unas condiciones laborales dignas generan salud y bienestar social. 
Hubo un tiempo en que estos objetivos eran compartidos por todos, pero la codicia, la competitividad, el incremento del valor especulativo sobre el productivo en la generación de riqueza de una sociedad, entre otros factores, están modificando y pervirtiendo el objetivo global del trabajo para una construir una mejor y más justa sociedad. 
El reparto de las tareas y de las cargas está en la base de nuestra evolución como individuos y como sociedad. El sapiens se erigió como especie dominante en base al aprendizaje de que la cooperación positiva entre los individuos hacía más fácil conseguir un objetivo. 
Actualmente nuestra sociedad está desechando a las personas que le "sobran" para su funcionamiento. Los parados de larga duración y de mayor edad, los jóvenes preparados o no que no acceden a poder independizarse y construir su propia vida con unos ingresos que lo permitan. Las graves y dramáticas diferencias sociales que están aumentando la brecha económica y que  provocan un mayor número de problemas de salud.

Y los que trabajan, en España, cada vez trabajan más por menos. Todo ello pasará factura.