Páginas

sábado, 28 de julio de 2018

Reparar a los vivos de Maylis de Kerangal

Reparar a los vivos es una gran novela de la autora francesa Maylis de Kerangal. Llegó a mis manos por una recomendación tuitera de Juan José Martínez Jambrina, psiquiatra asturiano.

No suelo leer las contraportadas de los libros, como en los trailer de las películas, muchas veces desvelan más información de la que deberían y anulan la capacidad de sorpresa que puede tener, tanto leer un libro como ver una película. Si un libro o una película ha llamado tu atención por motivos muchas veces no explícitos, déjate llevar por ella y entra en su lectura sin más. 

A partir de ahora, para hacer un comentario tengo que desvelar algunos aspectos de la novela, por ello, el que no quiera saber más que deje de leer.

Capacidad de sorpresa y admiración no le falta a la lectura de este libro. Crónica coral de una tragedia y crónica coral de todos los participantes en un trasplante multiorgánico en la Francia actual.
El libro comienza con estas frases:
"Lo que es el corazón de Simon Limbres, ese corazón humano, desde que se aceleró su cadencia en el instante de nacer cuando otros corazones se aceleraban a la par, saludando el evento, lo que es ese corazón, lo que lo hizo brincar, vomitar, engordar, danzar liviano como una pluma o pesar como una piedra, lo que lo aturdió, lo que lo hizo derretirse: el amor; lo que es el corazón de Simon Limbres, lo que filtró, registró, archivó, caja negra de un cuerpo de veinte años, no lo sabe nadie con exactitud; sólo una imagen en movimiento, creada por ultrasonidos, podría emitir su eco, mostrar su alegría que dilata y su tristeza que encoge. Sólo el papel calibrado de un encefalograma desenrollado desde el comienzo podría fijar su forma, describir su desgaste y su esfuerzo, la emoción que desata, la energía prodigada para comprimirse unas cien mil veces al día y hacer circular hasta cinco litros de sangre cada minuto, sí, sólo esa línea podría relatarlo, perfilar su vida, una vida de flujo y reflujo, de compuertas y válvulas, de pulsaciones, pero el corazón de Simon Limbres, ese corazón humano, él, se sustrae a las máquinas, nadie podría pretender conocerlo, y aquella noche, noche sin estrellas, mientras caía una helada impresionante sobre el Pays de Caux, mientras un oleaje sin reflejos rodaba a lo largo de los acantilados, mientras la meseta continental retrocedía, desvelando estrías geológicas, emitía el ritmo regular de un órgano en reposo, de un músculo que se recarga lentamente –un pulso tal vez inferior a las cincuenta pulsaciones por minuto– cuando sonó la alarma de un móvil al pie de una cama estrecha y el eco de un sónar que inscribía en palotes luminosos en la pantalla táctil las cifras 05:50, y cuando de repente todo se precipitó."
Con frases largas y subordinadas, llenas de palabras de gran intensidad y fuerte capacidad descriptora, Maylis nos va presentando a todos los protagonistas de la tragedia coral, con especial atención a los padres de la víctima, a la víctima y sus afanes juveniles, al médico responsable de intensivos, a los médicos que realizarán la extracción del corazón y a su receptor. En todos vamos viendo sus pensamientos y vidas propias, integrándose todo en una mezcla de normalidad y excepcionalidad como son los trasplantes hoy en día.

La autora describe a la perfección el ambiente médico y, asimismo, pone en palabras de los protagonistas los aspectos clave de las dudas, los miedos de los padres ante la estupefacción del hecho de la muerte del hijo y las decisiones que hay que tomar en pocas horas para integrar, asumir, expresar el dolor y después la serenidad de aceptar la muerte del hijo.

Imagino que habrá otras novelas sobre los trasplantes (no conozco otras) pero esta me parece la "novela de un trasplante" para recomendar a estudiantes de ciencias de la salud interesados y para comprender todos los lados del tema.

El estilo narrativo me gusta especialmente. Las frases largas pero donde no sobra nada, me parece una forma ideal de describir situaciones intensas, además del carácter extremadamente poético que la autora desarrolla en su discurso.

Señalar que la traducción me parece excelente. Desde el francés original, el traductor Javier Albiñana ha conseguido un perfecta adaptación en calidad literaria utilizando un castellano excelente.

Muy recomendable. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario