La depresión es un clásico. Siempre lo mismo: que no está suficientemente diagnosticada, que no se hace la terapia adecuada, que debe aumentar la implicación de la atención primaria (todos los que lo dicen no deben pasar consulta ni un solo día para decir este topicazo), que debe aumentar la coordinación entre primaria y especializada (lista de espera de 4 meses y si está muy mal que vaya a Urgencias), en fin, lo de siempre.
En España se consumieron en 2008 por receta del SNS 15 millones 257 mil unidades de antidepresivos. ¿Mucho, poco? ¿Quién lo sabe? Lo que está claro que se medican las vivencias normales (negativas o desagradables) que ocurren a la gente de forma habitual porque nadie quiere sufrir, que le vaya mal en el trabajo, que no sea lo feliz que creía que iba a ser, que se aburre, etc. Y además, también hay enfermos con cuadros depresivos claros, pero menos. Leer las declaraciones de Stephen M. Sthal es útil.
Y para que distingamos y diagnostiquemos ese 50% que está sin diagnosticar (me encantaría ver los detalles de los estudios que producen estas afirmaciones porcentuales tan drásticas y tan redondas para titular de periódico)(*) se han inventado un programilla que ni siquiera presentan. Según los patrocinadores, como el médico tiene cada vez menos tiempo en la consulta para escuchar, preguntar o valorar, se meten los datos y sale el premio con recomendación terapéutica incluida. Arreglado. Me parece que los expertos diseñadores no saben nada de la escucha terapéutica, la empatía comunicativa u otros elementos del trabajo médico, porque aquí de lo que se trata es de dar más antidepresivos ¿o alguien lo dudaba? Igualmente se ha dudado de la calidad de los ensayos clínicos que establecen el uso de muchos antidepresivos. Acordarse del artículo del PLOS Medicine.
Ya se sabe: ante la falta de tiempo en la consulta, más pastillas. Ésta es la oferta en nuestra sanidad universal e igualitaria delasmejoresdelmundo que ofrecemos.
Comprender las circunstancias diagnósticas de un paciente con sospecha de depresión, separar la banalidad de la enfermedad, clarificar el riesgo y abordar una comunicación efectiva que allane el camino a la terapéutica farmacológica es un camino difícil y arriesgado. Hacer programillas patrocinados por un laboratorio para facilitar eso es una simpleza y un mero acto de propaganda que pocos usarán muy poco tiempo.
(*)NOTA: Atención periodistas, acostúmbrense a pedir a los ponentes la referencias en las que se basan para sus afirmaciones y publicarlas para mejor entendimiento y veracidad de la noticia.
Plas, plas, plas... por este artículo y por las fotos del anterior.
ResponderEliminarCreo que depresiones de "verdad" no hay muchas, pero al personal le encanta que le "etiqueten" ¿es eso lo que buscamos? .... ¿una etiqueta? ¿para qué? ....
ResponderEliminarLa verdad es que las suciedades de primaria nos tienen muy acostumbrados últimamente a estas fotos huecas. Ya ni me duele ver ahí a semfyc.
ResponderEliminarConviene destapar estas cosas, Vicente, me alegro que no queden en una nebulosa.
Gracias
Enrique. si alguien todavía no ha entendido para qué están los blogs, he aquí un ejemplo.
ResponderEliminarSaludos a todos y gracias por vuestras palabras
¡Hola, Vicente! Cada vez tienen menos rubor en expresar esa necesidad de diagnosticar procesos para, evidentemente, ser seguidos del remedio terapéutico adecuado.
ResponderEliminarCorroboro tus palabras, y me gustaría hacer llegar también a esa otra Medicina (la ¿natural?), que reniega de los procedimientos llamados alopáticos para, ellos también, hinchar la bolsa de la compra a costa de un montón de remedios (eso sí, naturales), siguiendo esa misma filosofía de la Medicina como el consumo de remedios.
Salud para ti y los tuyos.
Me alegro Silvano que compartas esta visión de los remedios.
ResponderEliminarSaludos
Miro quién ha hecho el estudio de Plos One para atreverse a juzgar la Big Pharma, encabezando Irving Kirsch xD.
ResponderEliminarNo sé qué haríamos sin Irving Kirsch ni Robert Whitaker. Han trastocado las bases de la psiquiatría una y otra y otra y otra vez y nunca han parado de ser ultracríticos. Les doy gracias a ellos y a blogs como los tuyos.
Keep going, y un saludo.