La oscuridad envuelve Uganda cada tarde sobre las 19.30 horas, todos los días del año. La presencia de las habituales nubes dificulta el efecto luminoso de la Luna en sus distintas fases. En las áreas rurales, sin electricidad, la iluminación durante la noche no existe. En las ciudades, la iluminación pública es mínima y hay frecuentes apagones. Las calles transitadas se iluminan con pequeñas linternas portátiles y lámparas de queroseno. La oscuridad envuelve a los ugandeses y los temores que ella produce invaden sus almas.
Los Basezi (Night Dancers ) salen por la noche. Son personas normales que se transforman en espíritus diabólicos que se desplazan a gran velocidad, portan calaveras y bailan frenéticamente. Nadie les puede atrapar porque si les tocas, atraviesas sus cuerpos como si fueran de humo. Salen a cazar hombres, mujeres o niños para devorarlos. Por el día, nadie puede reconocerlos y ellos mismos no saben que son Basezi. Casi nadie ha visto uno, han creído verlo, pero todos están convencidos de su existencia y su temor es palpable cuando hablan de ello.
Una noche, sobre las 4 de la mañana oí hablar en voz baja a varias personas. A pesar de que no tenía ningún sentimiento de inseguridad en general, me mantuve atento y alerta desde mi cama. Al poco rato, se oía una especie de canto o lamento que poco a poco se extinguió. A la mañana siguiente, en el desayuno, pregunté a Sadic si él había oído algo, dado que su cabaña era la más cercana a la mía. Me confesó que había sido él y otro chico que trabajaba allí (Francis) quienes habían hablado y...rezado.
En mitad de la noche, Francis se había presentado en la cabaña de Sadic, absolutamente aterrorizado, porque sentía que un Basezi le perseguía. Sadic le permitió entrar y compartir habitación. En mitad de la noche, Francis sintió que una mano le agarraba del cuello y tiraba de él. No podía respirar ni moverse hasta que Sadic despertó y Francis pudo respirar normalmente. Ambos comenzaron a rezar. Eran los cantos que yo oía. Cuando Francis nos hizo el relato de lo que había pasado, su cara revelaba el absoluto terror que había padecido. Los ugandeses creen en los Basezi, cualquier razonamiento para desmontar su existencia era rechazado vehementemente por todos.
El miedo a la noche, a la oscuridad, a las presencias sobrenaturales que pueden agredirnos está en todas las culturas. Todavía recuerdo, en mis veranos infantiles en un pueblo de Cuenca, el miedo que me infundía la historia de la leyenda de la Cruz del Diablo y otras historias de terror que nos contaban los chicos mayores.
Adentrarme en un camino, en la oscuridad más absoluta que haya podido vivir, solamente ayudado por una pequeña linterna-dinamo para encontrar mi cabaña y dormir en solitario, no me producía ningún temor sobrenatural. Solamente rastreaba alrededor para ver si había algún animal -real- que no me apetecía encontrar.
Magnifico...! No sabes cuántas cosas trasmites y evocas en una sola entrada...!
ResponderEliminarGracias Daniel.
ResponderEliminarBravo Vicente.
ResponderEliminarHas pasado un mes estupendo y se nota. La serie que estás escribiendo es excelente. También para los no médicos.
Enhorabuena.
En todas las culturas creo que hay Basezi, en Japón se llama Kanashibari, la Mula (se te sienta en el pecho) etc. Creo que aquí se denomina parálisis del sueño a algo parecido a lo que describes. Con un cuadro que tengo colgado en el despacho...
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%A1lisis_del_sue%C3%B1o
Para los que la hemos sufrido alguna vez y no creemos en demonios ni pasamos miedo, simplemente pasa.
Estamos gozando con estos relatos, sigue así.