En estos días empezamos a sufrir la avalancha publicitaria de Exubera, la insulina inhalada de Pfizer. La conjunción de ruedas de prensa, con pacientes incluidos, a favor de esta "maravillosa novedad" ha comenzado.
Los expertos auguran un gran éxito de ventas a la primera insulina inhalada que se autoriza desde que hace 80 años se descubriera esta sustancia, vital para la salud de los pacientes diabéticos y hasta ahora inyectable. Alrededor de 48 millones de personas en el mundo, entre ellas unos cuatro millones de españoles, sufren la dolencia metabólica. Muchos de estos enfermos podrán evitar los molestos pinchazos y otros reducir su número gracias al nuevo producto lanzado por la multinacional Pfizer y cuya llegada al mercado se prevé para principios del verano.
Aunque podemos leer algo sobre los posibles efectos adversos:
El motivo son las dudas respecto a la seguridad a largo plazo de la novedosa formulación, específicamente a nivel pulmonar. En este caso, la insulina se administra en forma de polvo seco que se inhala por la boca antes de las comidas gracias a un dispensador un poco mayor al que utilizan los asmáticos (plegado es como una funda de gafas y pesa unos 100 gramos). Su destino son los pulmones, a través de los cuales penetra en el torrente circulatorio.
Los pacientes no tienen dudas:
Los pacientes «pelearán» para que el sistema público la cubra
El precio de la nueva insulina es una de sus principales limitaciones. Aunque se desconoce aún cuál será la cifra final, los expertos predicen que podría ser dos o tres veces más cara que la inyectable. Este factor podría influir a la hora de que el sistema sanitario público la financie, ya que, como reconoce Ramón Gomis, «aunque representa una mayor facilidad para el paciente, no significa un avance vital». No obtante, los especialistas creen que el producto tendrá gran aceptación entre los afectados, lo que generará demandas. «La Administración debe asumir su coste y vamos a abogar para que entre dentro de las prestaciones sanitarias como otros medicamentos», afirma Rafael Sánchez Olmos. El presidente de la Federación de Diabéticos Españoles cree que el nuevo producto hará, además, aflorar a muchos afectados que hasta ahora estaban sin tratar o han ido retrasando la terapia. «Algunos no habían declarado su enfermedad por temor al pinchazo. Gracias a la insulina inhalada, ahora podrán tratarse y evitar complicaciones de salud», apostilla.
La compañía fabricante está exultante:
ABC
MADRID. La compañía farmacéutica Pfizer anunció ayer que ya está disponible en las farmacias españolas la primera insulina inhalada (en polvo). Este medicamento, cuya investigación se ha desarrollado durante más de 15 años, puede suponer un cambio en la calidad de vida para buena parte de los tres millones de pacientes con diabetes que existen en España, y los 230 millones que se calcula que hay en el mundo.
El director médico de Pfizer en España, Juan Álvarez, afirmó que es tan eficaz como la inyectada. «Su seguridad -dijo- está sustentada por numerosos estudios clínicos en más de 2.500 pacientes».
¿Algún periódico se hará eco de esto o preguntará a alguien que tenga una visión menos optimista de la insulina inhalada actualmente presentada?
¿Tan difícil es adaptar modelos de receta de otros países con sistemas públicos que evitan cargar al médico de trabajo burocrático?
