Las noticias relacionadas con las muertes tras la administración de la vacuna VPH en Europa (2, una en Austria y otra en Alemania) y 3 en EEUU que se han publicado en la prensa en los últimos días me ha llevado a la reflexión sobre cómo atribuir si existe o no una relación entre ambos hechos. La explicación oficial de la EMEA y sin disponer de ningún dato directo, es que no se ha podido explicar la causa de las muertes. Esta afirmación es chocante en sí misma. Cualquier muerte súbita en una persona, y más si es joven, requiere la realización de una autopsia judicial para descartar razonablemente la posibilidad de muerte provocada, y si no es así para buscar una explicación hacia la causa de muerte súbita cardíaca: ateromatosis coronaria precoz o algún tipo de malformación cardíaca que predisponga a la aparición de una arritmia. Además, en estos casos, estamos hablando de pacientes no deportistas, es decir su muerte no ha ocurrido en el contexto del ejercicio físico y de mujeres, donde la incidencia de muerte súbita es mucho menor.
Según in informe de la OMS: Sudden cardiac death. Report of a WHO Scientific Group. World Health Organ Tech Rep Ser, 1985. 726: p. 5-25, se calcula que aproximadamente el 12,5% de las defunciones que se producen de forma natural son muertes súbitas y, de estas, el 88% son de origen cardíaco. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, la mortalidad por muerte cardíaca súbita en la primera hora en personas de 20 a 64 años varía, según los países, entre 19 y 159 por 100.000 en varones y entre 2 y 35 por 100.000 en mujeres. La muerte coronaria es rara entre los 25 y 44 años (menos de 2 por 100.000) y aumenta a partir de esa edad.
La realización de la autopsia permite descartar la presencia de hemorragia intracraneal, anomalías cardíacas (valvulopatías, miocardiopatía hipetrófica, ateromatosis coronaria, etc) que permitirían atribuir una causa de muerte. La ausencia de todas ellas y la relación temporal de la administración de la vacuna contra VPH debe hacer poner a ésta como elemento sospechoso y no decir que no se ha encontrado causa y por eso la vacuna es "inocente". lamentablemente, la ausencia de una causa reconocible genera más inquietud todavía. Esa interpretación "exculpatoria" para no crear "alarma social" es demasiado simplista. ¿Cuantos casos son necesarios, fuera del ensayo clínico, para hablar de "exceso de muertes"? Ese es el trabajo de la farmacovigilancia, necesario para establecer los riesgos en su justo término. Ojala que las chicas fallecidas hubieran tenido una causa imprevisible de su muerte dentro de su cuerpo y que no se hubiera podido detectar. Sería más tranquilizador para su familia y para el sistema sanitario.
Resumiendo: una muerte súbita sin causa reconocible en un paciente que haya recibido una dosis de un fármaco o de una vacuna es algo nada tranquilizador.
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