Dos magníficos médicos de familia: José Luis Quintana y María Elisa Morell han escrito un jugoso artículo sobre las obligaciones absurdas y distorsionadoras de nuestro perfil profesional que nos vemos obligados a sufrir en nuestra práctica diaria. Se ha publicado en la revista de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia.
QUOSQUE TANDEM……
"Quosque tandem, Catilina, abutere patientia nostra" (Catilinarias, Cicerón) "Hasta cuando, Catilina, abusarás de nuestra paciencia"
Hace tres décadas que se inició una reforma en la atención primaria española. En estos 30 años han sucedido cosas indudablemente positivas, pero en nuestra opinión hemos cometido errores que nos han llevado a unos años de franco retroceso de nuestras condiciones laborales y de la calidad de atención que prestamos a los ciudadanos. La accesibilidad, defendida por todos, ha devenido en un concepto muy poco razonable que consiste en que cualquier demanda que tenga relación con los servicios sanitarios por tangencial que sea tiene que ser atendida en el mismo día que se genera o incluso inmediatamente. La atención integral, que nace del concepto de entender al ser humano como un todo, ha pasado a "todo lo que le pasa se lo atiendo" y así nos encontramos entendiendo de problemas que ni tienen que ver con nuestra formación, ni somos el profesional más adecuado para dar respuesta.
A esto hay que añadirle la completa ignorancia de nuestros dirigentes (nos referiremos a la Comunidad de Madrid en la que trabajamos pero seguramente es válida para todo el Sistema Nacional de Salud) que han visto en los conceptos antes citados la excusa perfecta para convertirnos en una especie de coche escoba del sistema sanitario. Cuando algo sobra en sus planes, "que lo haga la primaria". Si no se sabe quién debe hacerlo, "va usted al médico de cabecera y le dice…".
Así nos vemos haciendo los colirios de preparación de la cirugía de catarata o los analgésicos y solicitudes de ambulancia de después de la cirugía traumatológica de los conciertos que la consejería de sanidad de la Comunidad de Madrid firma con clínicas privadas.
Estos son algunos ejemplos de los que a poco que pensemos encontramos decenas. Cuando las sesudas mentes que diseñaron estos planes terminaron de organizarlo sobraban montones de flecos que se han arreglado todos con "va usted al médico de cabecera y le dice….". Un médico de cabecera que no ha remitido allí al paciente y que a veces puede no saber con exactitud el motivo de la cirugía ni la razón de que se opere en una clínica privada.
Aún más, ahora se nos hace "certificar" incompresibles tontunas de las que ahí van algunas de nuestra experiencia: certificación de no padecer enfermedad infectocontagiosa para obtener el carné de jubilado del centro cívico (un paciente con infección por HIV se conoce que no debe tenerlo), un documento avalando la financiación pública del cambio de bañera por plato de ducha en personas de la tercera edad (debe ser porque piensan que alguno le pueda venir sanitariamente mal), una certificación de "valerse por sí mismo" para poder participar en viajes cofinanciados por la Comunidad de Madrid (que sepamos los ciudadanos pueden viajar donde deseen con permiso y sin él del médico de cabecera), hay que poner que les duelen los huesos para ir a balneario y que no les duelen para ir de viaje, certificados de salud para piscinas y actividades deportivas varias de las que también saben nuestros compañeros pediatras. Hasta en las guarderías se solicitan certificados de todo tipo.
Seguimos trabajando con un modelo de receta de tiempos preconstitucionales al que se maquilla de vez en cuando con mecanismos informáticos o autocopiativos. Algunas ideas luminosas como el autovisado (permitirse a uno mismo lo que acaba de firmar para evitar problemas con la Inspección) o que los equipos de atención primaria se encarguen de hacer llegar a los pacientes medicamentos con problemas de abastecimiento (por ejemplo la primidona) dan idea de por donde respiran nuestros mandatarios. Siempre estará el argumento de "no me digas que no te interesa que tus pacientes puedan tener pronto y fácil pañales o que estés seguro que toman Mysoline©"…. la atención integral. Sin una modificación sustancial del sistema de recetas es imposible que la atención primaria salga del laberinto en el que se encuentra.
Así nos encontramos con una reducción a casi cero del valor de la consulta. La propia publicidad institucional recomienda no acudir a las urgencias de los hospitales con cuadros gripales porque allí se hacen cosas importantes, se salvan vidas. Se dirige a los pacientes a su centro de salud, que es para pensar, que no será porque no estén masificados (que como las urgencias de los hospitales, dos lugares sin límite de entrada, lo están) si no porque lo que allí se hace no es importante, no se salvan vidas. Una encantadora mujer mayor llega a la consulta más de hora y media tarde argumentando que "tenía que venir el del butano" y la verdad, hemos de reconocer que en su circunstancia hubiésemos hecho esperar al médico porque al del butano no se le puede ver cuando uno quiere si no cuando corresponde. Y no creemos que tener agua caliente o calefacción sea un tema menor. Hemos enseñado a nuestros pacientes a que somos una ventanilla del estado a la pueden acudir tanto como deseen y sin esperas. No debemos extrañarnos pues de que la demanda tienda al infinito. Con este planteamiento nunca habrá suficientes médicos, que sin duda pueden faltar, pero que no puede ser la única respuesta del sistema.
En la actualidad los médicos de atención primaria de nuestro entorno trabajan con una demanda media de 40 pacientes por día con grandes desigualdades en función de muchas cosas que no es el lugar de analizar. Es un trabajo "en cadena" que recuerda a aquella genial escena de Chaplin en la película Tiempos Modernos. Se trata de un trabajo insatisfactorio para profesionales e incluso peligroso para los pacientes que entran en una consulta en la que el médico ya ha atendido a un montón de personas que en muchas ocasiones plantean más de un problema de salud.
A todo esto se añade ahora la escasez de médicos. No voy a entrar en el interesante análisis de las causas del problema que no ha hecho más que empezar (los nuevos hospitales vaciarán aún más los centros de salud). Lo cierto y verdad es que cuando falta uno o más compañeros los demás tiene que asumir sus pacientes y así se puede uno encontrar con una sobrecarga adicional del 20 ó 30% del trabajo o incluso pasar una consulta por la mañana y otra por la tarde. En un equipo de 5 médicos repartimos una consulta (incremento del 25% de la carga de trabajo) por 18 euros al día, antes de impuestos y si alguien "dobla" turno 118 euros (por trabajar unas 12 horas y atender unos 80 pacientes. Una ofensa. Comparemos con las "peonadas" de nuestros compañeros de atención especializada.
En las gerencias, en muchas ocasiones refugio de los que huyen del trabajo "en cadena" que supone la asistencia, no se encuentra solución porque no se quiere enfrentar los graves y conocidos problemas. Con las transferencias de sanidad la presión de la política se ha multiplicado y es mejor no plantear conflictos. Se siguen creando turnos de tarde casi como un acto reflejo (la ya citada accesibilidad), turnos que conducen al descontento de profesionales y a dificultades para una vida en familia que obliga a reducciones de jornada que nos devuelven a tiempos de los ambulatorios (trabajar tres horas y luego otro médico). El verano que viene veremos cómo se resuelven las vacaciones de los profesionales.
La verdad es que es muy difícil empeorar, aunque seguramente es posible. Es imprescindible un cambio en la cultura de acceso a las consultas de atención primaria que haga posible la atención sanitaria en condiciones dignas para los pacientes y para los profesionales. No será fácil de articular, pero no hay otro camino que poner un tope a las consultas, si tuviéramos un límite en la consulta alguien se ocuparía de que pasasen los pacientes y quedasen fuera, y decimos fuera no por "la otra puerta", los trámites burocráticos esperpénticos.
Es exigible a las distintas administraciones respeto por nuestro trabajo e impedir que cualquiera genere cargas de trabajo sin contar con los profesionales que tendrán que realizarlas y ponerle fechas a la inaplazable desburocratización del trabajo. Creemos que no debemos tolerar la situación por más tiempo.
……. ABUTERE PATIENTIA NOSTRA
José Luis Quintana Gómez
María Elisa Morell Sixto
Médicos de Familia
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