El periódico EL PAÍS está publicando esta semana una serie de artículos y tribunas sobre la sostenibilidad (palabra inventada la jerga político-económica) del Estado del Bienestar, dedicando el capítulo de hoy al gasto farmacéutico. Como casi siempre, en el discurso oficial ministerial y periodístico, los genéricos son la panacea de todos los males del gasto farmacéutico. Ciertamente, desconocen en qué medicamentos se va el grueso de la factura farmacéutica. Apelar al incremento del uso de los genéricos es ya un lugar común en las recetas del gasto, y soy el primero en favorecerlo, pero la prescripción por principio activo y la libertad del farmacéutico para dar a los pacientes el envase del fabricante que desee y le beneficie, cambiando la apariencia del envase cada mes, confunde a los pacientes y es una importante limitación para muchos de ellos. ¿No se puede regular una igualdad de diseño para los envases de genéricos? Sería muy adecuado que todos los fabricantes hicieran, por ejemplo, una caja blanca con la misma tipografía, y en una esquina y en menor tamaño pusieran el nombre del fabricante. Parece una solución fácil, sencilla y barata. Hace años se planteó en una reunión en el Ministerio de Sanidad. Respuesta: nula.
Los principios activos que contienen los medicamentos genéricos son los más usados en patología crónicas y agudas, y a pesar de ello y de suponer alrededor del 25% de las prescripciones de muchos médicos de familia, no superan el 9% del gasto farmacéutico total. El gran agujero económico del gasto farmacéutico está en la financiación generosa e innecesaria de muchos medicamentos que no aportan ventajas sobre otras alternativas y que se dejan al libre albedrío de cada médico para que haga lo que quiera. ¿Qué dato clínico existe claro y contundente que justifique financiar dexibuprofeno frente a ibuprofeno al doble de precio, o dexketoprofeno frente a diclofenac, etc? Así podríamos ir delimitando numerosos medicamentos, algunos muy demandados que suponen un incremento del gasto y no del beneficio. ¿Cuesta mucho ponerse a trabajar en esta línea?
Ciertamente, los médicos podemos elegir, pero la labor del macro-gestor es determinar las reglas del juego, actualmente no están determinadas nada más que para regañar al médico, no para ayudarle en su tarea como profesional y como micro-gestor del dinero público.
Pedir al médico, casi siempre al de familia, que gestione el gasto farmacéutico de forma excelente cargándole cada vez de más trabajo, con programas informáticos que empeoran lo ya existente -veáse AP-Madrid-, sometido a un desgaste personal y profesional importante -véase el entusiasmo de los médicos MIR para elegir la especialidad de Medicina de Familia- produce el hastío de lo mil veces oído.
Como delegado de ventas de un laboratorio farmacéutico especialista en EFGs, no puedo por más que darle toda la razón al señor Baos, como siempre (casi....). El médico es fundamental en el control del gasto farmacéutico, pero no deja de ser un profesional (con amplio criterio y libertad), asalariado, con un "jefe", la administración sanitaria, que ha de dictarles normas (llámese marco de actuación, reglas de juego o cómo se quiera). Han de implicarse todos los actores que generan gasto público: médicos, farmacéuticos, industria farmacéutica, gestores sanitarios, e incluso los pacientes (sí, los pacientes, esos de "...yo lo más caro, que será lo mejor....total, con lo que yo he pagado en mi vida ahora me lo merezco.... etc.).
ResponderEliminarEl gasto farmacéutico es un pilar básico de nuestra sociedad del bienestar. Si supera (que ya lo hace) unos parámetros de sostenibilidad, vamos a sufrir recortes en dicho bienestar absolutamente todos, no creen?. Seamos conscientes de ello todos y cada uno de nosotros, por favor.
Casi nada que añadir esta vez, Vicente, lo describiste a la perfección.
ResponderEliminarSolo una cosa: si el de marca vale 100 y el EFG 80, supongo que el precio de coste será 50 porque el fabricante no va de gratis.
Si el estado monta una empresa fabricante de genéricos sin ánimo de lucro el producto saldrá por 50 ¿o no? Ya sé que es el chocolate del loro, pero...
La política sanitaria en cuanto a regulación de medicamentos se entiende perfectamente con aquello de "haz lo que yo te diga pero no lo que yo haga" aplicado, eso sí, exclusivamente a los médicos de Atención Primaria
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo compañero, Las soluciones que se proponen no son más que parches. La llave estará en los médicos pero la cerradura se cambia cada cuarto de hora y si tomamos las mismas medidas de siempre llegaremos a los mismos resultados de siempre.
ResponderEliminarhttp://saludyotrascosasdecomer.blogspot.com/2010/04/la-llave-esta-en-los-medicos.html
Gracias a todos por vuestros comentarios
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la crítica comparación entre AINEs que has hecho: son todos prácticamente iguales y difieren mucho de precio.
ResponderEliminarMe he puesto a pensar y me he dado cuenta de que, tristemente, en la mayoría de los grupos farmacológicos del "día a día" ocurre exactamente lo mismo.
Con análisis de este tipo y decisiones valientes, el ahorro sería enorme. No se puede estar esperando a que cada médico lo haga perfecto, porque sigue habiendo gente que se aprovecha de esta situación.
ResponderEliminarGracias Emilienko.
Yo trabajo como farmacéutico adjunto en una Oficina de Farmacia. La bajada de precios de una serie de medicamentos que supone el 10% de la facturación de la farmacia me parece una chorrada. Yo considero que hay que actuar a otro nivel. Es un error pensar que la solución es bajar el precio. Sirve, pero hay que actuar sobre el número de recetas, es decir, sobre la demanda, que la genera el paciente. El médico de familia puede ejercer cierto control, pero vivimos en una sociedad hipocondriaca y polimedica. Más educación y prevención.
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