domingo, 21 de noviembre de 2010

La Migraña según Ian McEwan: Expiación

Ian McEwan es mi escritor británico contemporáneo favorito. Sus novelas nunca dejan indiferente, actualmente me esfuerzo en leer en inglés Solar, su última novela, todavía no traducida. La anterior, una breve joya, Chesil Beach, fue un auténtico placer. Mi técnica es leer una página en inglés y a continuación, leerla en castellano para degustar y aprender de los dos idiomas.
Expiación, fue un gran éxito de la que se hizo una mediocre película con buenos actores y excelente ambientación.
La descripción de la migraña de Emily Tallis, madre de la protagonista, debería estar en los libros de texto médicos.
"Poco después del almuerzo, en cuanto se hubo asegurado de que los hijos de su hermana y Briony habían comido como debían, y de que cumplirían su promesa de no acercarse a la piscina durante al menos dos horas, Emily Tallis se retiró del fulgor blanco del calor de la tarde a una habitación fresca y oscura. No le dolía, no todavía, pero se retiraba antes de notar la amenaza. Había en su visión puntos luminosos, pequeños alfileres, como si al tejido desgastado del mundo visible lo sostuvieran en alto contra una luz mucho más viva. Sentía una pesadez en la esquina superior derecha del cerebro,  el peso del cuerpo inerte de algún animal ovillado y dormido; pero cuando se tocaba la cabeza y apretaba, la presencia desaparecía de las coordenadas del espacio real. Ahora estaba en la esquina superior derecha de su mente, y en su imaginación ella podía ponerse de puntillas y alcanzarla con la mano derecha. Era importante, sin embargo, no provocarla; una vez que aquella perezosa criatura se desplazase desde la periferia hasta el centro, los dolores, agudos como un cuchillo, borrarían todo pensamiento y no habría la menor posibilidad de cenar con León y con su familia aquella noche. Se movería como una pantera enjaulada: porque estaría despierta, o por aburrimiento, o por el mero hecho de moverse, o por ningún  motivo en absoluto, y sin la menor conciencia. Se tumbó en la cama boca arriba, sin almohada, con un vaso de agua al alcance de la mano y, a su lado, un libro que sabía que no podría leer. Lo único que quebraba la oscuridad era una larga y borrosa franja de luz del día reflejada en el techo, encima del bastidor. Estaba rígida, llena de aprensión, paralizada por la amenaza de un cuchillo, consciente de que el miedo no la dejaría dormir y de que su única esperanza residía en permanecer inmóvil."
"El murmullo de voces indistinto, percibido a través de un suelo alfombrado, superaba en nitidez a una transcripción tecleada a máquina; una conversación que cruzaba una pared o, aún mejor, dos paredes, le llegaba despojada de todo lo que no fueran sus giros y matices esenciales. Lo que para otros era una sordina, era una amplificación casi intolerable para sus sentidos alerta, tan afinados como la antena de una vieja radio. Tendida a oscuras, lo sabía todo. Cuantas menos cosas podía hacer, más percibía. Pero aunque en ocasiones ansiaba levantarse para intervenir, sobre todo cuando Briony la necesitaba, el miedo al dolor la contenía. En el peor de los casos, un conjunto de afilados cuchillos de cocina, incontrolables, le atravesaban una y otra vez el nervio óptico, con una presión más fuerte hacia abajo, y la dejaban totalmente aislada y sola. Incluso gemir agravaba el calvario. De modo que permaneció en la cama mientras discurría el atardecer."

5 comentarios:

  1. Es curioso lo que la enfermedad "impone" al paciente:
    "estar sola, aislada, quieta ...."

    Hay un hashtag que leí en Ficod (#si02) (en esas pizarritas que tanto me gustaron) decía "la medicina también es poesía", me dejo pensando .... y me puse contenta.

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  2. He trabajado muchos años en cefaleas y tengo varias publicaciones internacionales, pero la descripción literaria y vital, aporta el mejor conocimiento.

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  3. Es increible cómo lo describe, yo tengo migrañas, y al leerlo estaba perpleja: "animal ovillado", justo en el lado derecho. Todavía hay compañeros que te miran como si fueras una "exagerada", porque cuando yo sé que "viene" y me queda todavía un buen rato de consulta ó peor de guardia, la verdad es que lo paso muy regular. Menos mal que siempre llevo la medicación preparada en el bolso.

    Me ha encantado leerlo.
    Gracias Vicente.

    Montse

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  4. Coincido contigo Vicente,Ian McEwan es uno de los mejores escritores británicos de la actualidad.
    Yo no llego a tanto como tú y leo todas las novelas ya traducidas, pero me has dado una idea y voy a seguir tu ejemplo.
    Y en cuanto a la descripción de la migraña, mi opinión es que McEwan es un maestro de la descripción, pero no sólo de enfermedades,sino de de absolutamente todo: paisajes, personajes, situaciones, sentimientos, etc, etc.Como tú dices, sus novelas no dejan a nadie indiferente
    Mi más sincera enhorabuena por mencionar a este autor
    Maria José Monedero

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  5. Me alegra que coincidamos María José.
    Un cordial saludo.

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