Llevar 27 años ejerciendo la Medicina, desde que empecé la residencia, te permite acumular una experiencia y unos recuerdos cada vez más amplios. Se puede decir que se ha visto de "casi todo", algo que no siempre es así. El contacto diario con el sufrimiento, el dolor, la angustia, la incertidumbre, la alegría ante una buena noticia y la ilusión de un primer embarazo, por ejemplo, van impregnando de emociones y aprendizajes la práctica profesional. Y por supuesto, la muerte de aquellos pacientes que acompañaste durante años en su salud, en su posterior enfermedad y en su fallecimiento, van dejando huellas emocionales que no se borran y olvidan, aunque profesionalmente estamos preparados para hacerlo.
No sé cuántos pacientes exactos han fallecido bajo mi cuidado, pero es imposible no recordar a los más jóvenes con tumores poco frecuentes, a las dos pacientes fallecidas de cáncer de mama menores de 35 años. Aquellos que tenían una edad similar a la mía por un carcinoma pulmonar de células pequeñas o pancreático o a la paciente de edad media que murió sentada en la puerta de mi consulta o la que me pedía agarrada a mi mano que la dijera que no la pasaba nada grave mientras esperábamos a la UVI tras sufrir un infarto de miocardio masivo. O a los ancianos de muerte lenta o brusca como la que falleció justo al entrar yo en su domicilio.
Los recuerdos, sus caras, las circunstancias de sus muertes forman parte del bagaje personal de los médicos. Especialmente de los médicos de familia que los han acompañado en sus enfermedades a lo largo del tiempo. Poner exitus en la historia clínica para cerrarla no anula el recuerdo y la memoria. Descansen en paz.
En recuerdo de mi padre fallecido cuando yo tenía 5 años y él 42.
Celebremos la Vida y aceptemos la muerte.... y sobre todo ¡Gracias! a los que estáis ahí, en las "trincheras" todo el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuantas expereincias desgarradora tenemos cada uno en el cuerpo
ResponderEliminarBellísimo post...recuerdos imposibles de borrar.
ResponderEliminarsaludos!
Tu padre hubiese estado orgulloso de ti.
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente el primer enfermo que se murió (era mujer) hace 33 años y el primer certificado de defunción. Yo era joven y médico rural. En mi pueblo doblaban las campanas. También recuerdo perfectamente ese toque, distinto si era hombre o mujer. Yo lo oía, sabía quien había muerto y esperaba al familiar para el certificado.
ResponderEliminarAhora las cosas han cambiado. Es como si se hubieran diluido. Pero cuando paseo por las calles, me viene a la memoria donde vivían los que eran enfermos y ya se han ido. Los llamo "mis muertos". Descansen en paz.
De todas formas, ya que estoy seguro de que están bien donde quiera que estén, espero que ninguno tenga prisa para que vaya a reunirme con ellos.
Que nunca un médico olvide a sus pacientes. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí, como psiquiatra, se me han muerto pocos, pero es verdad que hay algunos que no se olvidan.
ResponderEliminarComo decía Umberto Eco, la entrada es hermosa y terrible.
Un abrazo.
Gracias a todos por los comentarios.
ResponderEliminarSaludos
Sin lugar a dudas , lo más horroroso que he vivido como profesional , respecto a este tema , es la ayuda y acompañamiento al fallecimiento en domicilio de la hija de 7 años de una enfermera amiga ; cuadro de insomnio una temporada , una rosácea en el rostro , secuelas nimias que no debería ni comentar ante la entereza y lección magistral recibida de esos padres.Por supuesto ahora somos amigos " de sangre " y su peque Daniela es mi ahijada. Dolor y orgullo disuelto a partes iguales . Me encanta este Blog amigo VBV
ResponderEliminarUn comentario precioso y un sentimiento que compartimos muchos sanitarios, es parte de nuestros días. Yo los recuerdo uno a uno, cada uno tiene su propio sitio en mi corazón y me enseñó una lección diferente.
ResponderEliminarEl médico no es de piedra, aunque por exigencias del guión a veces lo aparente. Tiene que ser tan difícil decir adiós, en la soledad de tu propia consulta, a tantas y tantas personas con las que tantos buenos y malos momentos has compartido... Gracias por la entrada, no deja indiferente. Un saludo.
ResponderEliminarVaya con el post en el día del padre. El mío se fue cuando yo casi tenía 40 años y aún me duele. El mejor médico de cabecera que muchos han conocido. Me acuerdo de él casi todos los días. Yo, como pediatra, tengo pocos, poquísimos "ausentes" entre mis pacientes, pero también me duelen. Mucho. Muchísimo.
ResponderEliminarUn beso, Vicente.
Es de agradecer los sentimientos mostrados. Gracias, muchas gracias.
ResponderEliminarMaravilloso post.
ResponderEliminarMe ha venido una canción de Ismael Serrano...no se el porqué...Se cayeron mis alas y yo no me rendí, así que ven aquí, brindemos que hoy es siempre todavía, que nunca me gustaron las despedidas.
http://www.youtube.com/watch?v=nodNxWcAr7k
Gracias por estar ahí.
Descansen en paz.
ResponderEliminarDe ellos he aprendido mucho y de su muerte y su ausencia a valorar más la vida.
Gracias Vicente por premitir recordarlos.
Gracias por tus post Vicente
ResponderEliminarSiempre miramos fuera y lejos, la tragedia de Japón nos pone los pelos de punta... pero nuestro día a día es pura lucha...
Saludos
Fascinante tu post, .. personalmente mis recuerdos mas conmovedores y dolorosos,tal vez por la impotencia que conlleva y por todo, son las muertes de niños o jovenes por tumores o Sida y tambien recuerdo especialmente la muerte reciente de un compañero medico con menos de 50 años, por infarto .
ResponderEliminarHe de reconocer que poseer Fe no deja de ser un don y un medio que permite aceptar o asumir las limitaciones humanas y trascender la vida.
Gracias por la iniciativa, a la que me sumo para rendir homenaje a nuestros pacientes fallecidos y gracias por hacer visible lo escondido.
ResponderEliminarSantiago Álvarez
Gracias, Vicente, la vida nos incorpora muchos recuerdos como los que comentas. La gente de bien debe sentirse orgullosa cuando aplica su 'saber' a reducir el 'sufrimiento'. Gracias a todos por vuestra dedicación.
ResponderEliminarEn el contexto del reciente sufrimiento japonés, tomé este pensamiento samurari del SXVI: "Quienes se aferran a la vida mueren, quienes desafían a la muerte sobreviven" (Uyesugi Kenshin, siglo XVI)
Gracias a los últimos comentarios. Especialmente bonito el pensamiento que nos aporta Mariano.
ResponderEliminarSaludos
Es lo peor. El no olvidar.
ResponderEliminarPienso que la mayoría de los medicos tenemos recuerdos de este tipo, pero conciente o inconcientemente los hacemos un lado, quizas sea un mecanismo de defensa para "no morir un poco con cada uno de ellos". Tu escrito me ha hecho recordarlos, te lo agradezco porque no debemos olvidarlos del todo. Tego casi 40 años en la profesión y me he emocionado al leerte. Gracias. Amilcar Huerta, Tampico México
ResponderEliminarLa vida tiene buenos y malos ratos.
ResponderEliminarDar lo mejor de cada uno, en todos los momentos que vivimos hace que podamos sentirnos orgullosos de nosotros.
Y sentir que fuimos útiles.
Mejorando la calidad de vida de los que fueron nuestros pacientes.
Dignificando sus vidas y la de sus familiares.
Un abrazo.
Recuerdo a mi padre todos los días. Es difícil olvidar el momento en que tuve la placa de tórax en mi mano y me encontré aquellos cientos globos (Me perecieron miles o millones). Él lo arregló bien fácil: "si esto que tengo come carne, todavía no se os ha ocurrido ponerle todos los días una chuleta y que salga a comer fuera".
ResponderEliminarLuego se fue lentamente durante un año, sin una sola queja, y nos dio una lección de entereza de la que los hermanos hablamos casi cada vez que nos reunimos.
Gracias Vicente por hacerme escribir esto y por regalarme estas lagrimas.
Un abrazo
Cuando yo me muera quiero que alguien me recuerde así.
ResponderEliminar(los (pocos) que se nos mueren a los psiquiatras dejan un regusto, además de terrible, extraño...)
yo tb llevo 30 años de médico de pueblo, ahora m de familia, atendiendo a varias generaciones. Se me han puesto los pelos de punta, leyendo esta bonita entrada, hotzikara, decimos por aquí en Euskal herria. Son muchas personas que han dejado una nota de vida y de agradecimiento.
ResponderEliminarPero lo que peor llevo es aquellos que quise como al primero ayudarles y no lo entendieron así, murieron con un dx tardío? o puedo admitir que erróneo , porque nuestra medicina es así de incierta, pero algunos pacientes y sus familiares no lo entienden así y lo restregan con su indiferencia cada vez que te cruzas con ello, levantando heridas que creías curadas.
una pena, pero duele.
Estimado Juanan. Esa sensación la he tenido yo a veces. Me acuerdo de la hija de un paciente que me espetó que ponerle morfina había acelerado su muerte. Luces y sombras de nuestro trabajo.
ResponderEliminarUn cordial saludo