Paciente con hipertensión arterial en la consulta de Honduras Foto original de Vicente Baos con permiso del paciente |
Como anticipo de mi intervención, este es el resumen de las ideas que desarrollaré en la ponencia.
El médico, independientemente del nivel asistencial y del modelo de gestión en el que trabaje, está interaccionando de forma continua con diferentes intereses. Pueden ser de índole económico, afectivo o intelectual, pero debe intentar ser consciente de ellos para resolverlos de una forma ética.La industria farmacéutica y sus formas de agasajo al médico como medio de promoción de sus ventas, han sido el clásico ejemplo de conflicto de intereses en la formación médica continuada, en la escritura de artículos científicos y en las decisiones prescriptoras de los médicos hacia sus pacientes. Sin embargo, existen otras formas de conflicto de intereses más sutiles y por ello, más desapercibidas. La Ley de Cuidados Inversos, establecida por Julian Tudor, nos pone delante de nuestro propio espejo ante los conflictos de intereses con los pacientes. La atención a los enfermos de un nivel sociocultural superior es mejor, no solo por razones de estructura social, sino porque la comprensión de las recomendaciones, el cumplimiento terapéutico y otros muchos parámetros, son mejores y además, producen una menor "fatiga" al profesional sanitario. En un contexto de tiempos limitados y opresivos para la atención de los pacientes, la tendencia a la simplificación y concreción casa mal con las necesidades de las personas más ancianas, menos instruidas y, casi seguro, más necesitadas de atención sanitaria.El modelo de administración sanitaria influye en la gestión de los conflictos de intereses. Trabajando en el entorno público, el sobreesfuerzo profesional para dar una buena atención no se ve recompensado e incluso actúa de "efecto llamada" para una libre elección de pacientes complejos que agravará el problema. En un entorno privado, el incremento de actividad puede aumentar el beneficio económico personal o institucional, y no siempre es adecuado para el paciente. Buscar el equilibrio en todos los entornos para garantizar calidad y compromiso profesional ético es un reto permanente y probablemente, nunca resuelto.
Casi nada Pero, ¿cómo se aplicaría esto a los profesionales que no vemos directamente (o muy pocos) pacientes (léase laboratorios de bioquímica, microbiología, anatomía patológica)? Tal vez la Ley de Cuidados Inversos se ve condicionada por el grado de interés de los clínicos en los "casos" por los que consultan que, para qué vamos a mentir, no son muchos. No sé si ese interés es inversamente proporcional a la "fatiga" que mencionas.
ResponderEliminar