Me alegra y enorgullece que Abel Novoa siga reflexionando públicamente en el artículo ¿Qué tipo de racionalidad da cuenta del progreso en medicina? La importancia de las controversias utilizando alguno de mis comentarios. Debatir con él para cuestionar (o reafirmar) mis creencias es muy estimulante y le agradezco el esfuerzo.
El ejemplo de Semmelweis y las reflexiones del libro del profesor José Antonio López Cerezo en su libro El triunfo de la antisepsia son muy enriquecedoras desde la historia de la medicina, con sus glorias y miserias, y desde su aplicación a situaciones actuales sobre los factores que inciden en los cambios y progresos en medicina, tanto desde el punto del conocimiento científico y de los factores socioeconómicos que la rodean (lo epistémico y no epistémico -ya voy aprendiendo a utilizar estos términos-).
¿Puede volver a ocurrir algo tan evidente como el caso de Semmelweis hoy en día? Parece que sí. El reciente escándalo de los datos falsificados en estudios de anticoagulantes orales: Evaluation of the inclusion od studies identified by the FDA as having falsified data in the results of meta-analyses. The example of the apixaban trials no ha tenido inmediata repercusión en base a su gravedad. Parece que, en este caso, los poderes económicos de los fabricantes tienen más fuerza que el orgullo profesional cuestionado por Semmelweis en la Viena decimonónica. Vemos que, hoy en día, el cuestionamiento profesional del disidente es una herramienta del poderoso que se siente molesto con la crítica: ¿Atacarán a JAMA como lo hicieron al BIT? ¡Si Aristóteles levantara la cabeza!.
¿Puede volver a ocurrir algo tan evidente como el caso de Semmelweis hoy en día? Parece que sí. El reciente escándalo de los datos falsificados en estudios de anticoagulantes orales: Evaluation of the inclusion od studies identified by the FDA as having falsified data in the results of meta-analyses. The example of the apixaban trials no ha tenido inmediata repercusión en base a su gravedad. Parece que, en este caso, los poderes económicos de los fabricantes tienen más fuerza que el orgullo profesional cuestionado por Semmelweis en la Viena decimonónica. Vemos que, hoy en día, el cuestionamiento profesional del disidente es una herramienta del poderoso que se siente molesto con la crítica: ¿Atacarán a JAMA como lo hicieron al BIT? ¡Si Aristóteles levantara la cabeza!.
Los cambios en la práctica clínica, salvo un hecho grave que modifica la autorización de un fármaco o de una recomendación tardan, en muchos casos, demasiado tiempo en aceptarse. Hace casi 20 años que cambió el paradigma del reposo en el dolor lumbar: Bed rest for acute low back pain and sciatica y todavía hay médicos que no aplican con claridad esta recomendación.
La difusión del conocimiento requiere la participación activa del médico en un contexto de sobreinformación e infoxicación. Distinguir las fuentes y recibir información actualizada y de calidad requiere una participación activa y un esfuerzo adicional al trabajo asistencial.
Otros aspecto a destacar es que aplicar un cambio en la práctica clínica no siempre es sencillo. Como ejemplo, la no prescripción de antibióticos en infecciones respiratorias leves recibe el rechazo de una parte de la población, la no medicalización de la vida, etc. son elementos que dificultan la racionalidad de las recomendaciones médicas. También en esto hay una gran parte de responsabilidad individual de los profesionales: la inercia, la resistencia al cambio, la comodidad juegan un papel relevante en el mantenimiento de actividades obsoletas o claramente negativas.
La racionalidad de la ciencia está influida por numerosos factores, como bien se dice en el artículo. De forma global, creo que hay muchos más ejemplos de racionalidad equilibrada en medicina entre los distintos factores que la determinan que fallos y errores manifiestos.
Cuando Abel aconseja a la homeopatía que se salga del marco de la evaluación científica para validarse, tiene razón, es una batalla perdida. En ocasiones he definido a la homeopatía como una NADA a la búsqueda de una explicación. Algo imposible. Y les aconseja entrar en las "otras visiones de la clínica distinta, que utiliza otras variables personales y relacionales y aprovecha creencias individuales coherentes con una idea personal de terapia o sanación". ¿Eso es medicina u otra cosa?
El caso de la Dra. Mary Gunn no es más ilustrativo que otros cientos similares, simplemente lo vive una médico con formación científica. Como persona afectada de una enfermedad grave buscando respuestas y alivio realiza un recorrido alternativo a un homeópata y a un lama. El homeópata hizo lo que cualquier psicólogo bien formado haría para la comprensión de la vivencia de la paciente, su aceptación, sus miedos, formas de abordarlo. Se sintió confortada por ello. El homeópata ligaba su empatía y escucha terapéutica a la toma de bolitas de nombres latinos y funciones absurdas basadas en hechos indemostrables. La Dra. Gunn, por su edad, es hija de la fascinación orientalista tardohippy que todavía impera en Occidente. Y buscó en la filosofía oriental palabras de confort y comprensión desde otra visión de la vida y de la muerte. Excelente. El que lo desee que lo haga y le sirva de ayuda. Pero ¿es eso medicina? Cada persona debe buscar su ayuda donde considere oportuno y desee. Cuando la Dra. Gunn eligió no usar terapias agresivas, eligió con libertad y conocimiento. Creo que Richard Smith ha pasado poco por la consulta cuando piensa que decir a alguien que su evolución es negativa (su cuerpo se está desmoronando) es motivo de expulsión de la profesión. Si algo ha cambiado para bien en el abordaje de las enfermedades graves es la transmisión adecuada de la situación a los pacientes para que tomen sus propias decisiones. E ingenuamente, o casi como un charlatán, Richard Smith liga el buen estado de la paciente a sus contactos con el lama y la homeopatía (parece que la continuidad del tratamiento hormonal haya tenido algo que ver)
La crítica a las pseudoterapias, precisamente se basa en esas falsas asociaciones entre los beneficios individuales y la consideración de utilidad general. Cada persona completa (o suspende) el abordaje científico del tratamiento de una enfermedad con lo que desee, en base a sus creencias y expectativas: rezar, hacer meditación, viajar a la India; elementos que a algunos nos parecen absurdos e innecesarios y a otros maravillosos. Y precisamente por eso, no podemos decir que para tratar un cáncer debemos ir a la India o Tíbet, pagar a un lama, tomar bolitas mágicas o cualquier otra modalidad que contenta la psicología personal del afectado y el pensamiento mágico común y exacerbado en el paciente vulnerable. Y además, porque esa normalización conlleva abusos, falsas expectativas, desacreditación del abordaje científico y otros efectos secundarios conocidos y reales.
Los elementos que constituyen la empatía, la escucha terapéutica, las "consultas sagradas" y el interés real por la situación de los pacientes y sus problemas son características de la mayoría de los médicos clínicos. Nadie marca rutas al paciente en su propia vida y en sus creencias. La diferencia es que nosotros, médicos clínicos con formación científica, no debemos apoyar determinadas creencias específicas ajenas al campo de nuestra profesión. Por ello, la aplicación de pseudoterapias en el contexto sanitario (autoridad, posición en la sociedad como científico) es una manipulación del paciente que liga ambos conceptos. La Dra Gunn ejerció su libertad, es decir sus sesgos cognitivos y su vulnerabilidad como paciente afecto de una enfermedad grave. No quiero abrir debate filosófico sobre el libre albedrío.
El perfil de los usuarios de las terapias alternativas en España, similar en toda Europa, es un dibujo social de múltiples tendencias que yo resumo en la "saturación del bienestar". No tengo referencias ni lecturas suficientes para aportar citas sobre ello. Es mi opinión. La incultura científica de esa población definida de mujer con estudios superiores es igual de grande que en otros estamentos sociales. El orientalismo tardohippy, todas las creencias "new age", las diferencias personales respecto a la presencia de pensamiento mágico en cada persona, están detrás de ello. Y siempre, siempre, los sesgos cognitivos: nuestro cerebro quiere ser engañado cuando sufre y nadie está libre de ello. Aquí si recomiendo un excelente libro: Nuestra mente nos engaña, sesgos cognitivos y errores que todos cometemos de la psicóloga Helena Matute.
La actitud de crítica pública y debate sobre las pseudoterapias no existía hasta hace poco. Dichas pseudoterapias no son visiones novedosas sobre problemas no resueltos. Habitualmente son terapias basadas en teorías viejas, muy viejas sobre el origen de las enfermedades. O son teorías aberrantes y dañinas sobre las enfermedades como las que ligan su origen a los conflictos emocionales o plantean tratamiento absurdos y simples para realidades complejas.
La libertad de elección informada ( y dejamos el libre albedrío) es la base de la práctica clínica actual. Y debe respetarse, aunque en tu opinión sea un error (todos hemos tenido casos así). Desde luego, la medicina tiene ya bastantes problemas para avanzar con racionalidad científica (cribados, medicalización, etc.)
Los debates científicos se abren y se cierran si hay nuevos datos que hagan cuestionar la idea previa. Eso es así y va a seguir siendo. Se necesitan conclusiones, si no, todo vale porque nada es del todo cierto nunca.
Otros aspecto a destacar es que aplicar un cambio en la práctica clínica no siempre es sencillo. Como ejemplo, la no prescripción de antibióticos en infecciones respiratorias leves recibe el rechazo de una parte de la población, la no medicalización de la vida, etc. son elementos que dificultan la racionalidad de las recomendaciones médicas. También en esto hay una gran parte de responsabilidad individual de los profesionales: la inercia, la resistencia al cambio, la comodidad juegan un papel relevante en el mantenimiento de actividades obsoletas o claramente negativas.
La racionalidad de la ciencia está influida por numerosos factores, como bien se dice en el artículo. De forma global, creo que hay muchos más ejemplos de racionalidad equilibrada en medicina entre los distintos factores que la determinan que fallos y errores manifiestos.
Cuando Abel aconseja a la homeopatía que se salga del marco de la evaluación científica para validarse, tiene razón, es una batalla perdida. En ocasiones he definido a la homeopatía como una NADA a la búsqueda de una explicación. Algo imposible. Y les aconseja entrar en las "otras visiones de la clínica distinta, que utiliza otras variables personales y relacionales y aprovecha creencias individuales coherentes con una idea personal de terapia o sanación". ¿Eso es medicina u otra cosa?
El caso de la Dra. Mary Gunn no es más ilustrativo que otros cientos similares, simplemente lo vive una médico con formación científica. Como persona afectada de una enfermedad grave buscando respuestas y alivio realiza un recorrido alternativo a un homeópata y a un lama. El homeópata hizo lo que cualquier psicólogo bien formado haría para la comprensión de la vivencia de la paciente, su aceptación, sus miedos, formas de abordarlo. Se sintió confortada por ello. El homeópata ligaba su empatía y escucha terapéutica a la toma de bolitas de nombres latinos y funciones absurdas basadas en hechos indemostrables. La Dra. Gunn, por su edad, es hija de la fascinación orientalista tardohippy que todavía impera en Occidente. Y buscó en la filosofía oriental palabras de confort y comprensión desde otra visión de la vida y de la muerte. Excelente. El que lo desee que lo haga y le sirva de ayuda. Pero ¿es eso medicina? Cada persona debe buscar su ayuda donde considere oportuno y desee. Cuando la Dra. Gunn eligió no usar terapias agresivas, eligió con libertad y conocimiento. Creo que Richard Smith ha pasado poco por la consulta cuando piensa que decir a alguien que su evolución es negativa (su cuerpo se está desmoronando) es motivo de expulsión de la profesión. Si algo ha cambiado para bien en el abordaje de las enfermedades graves es la transmisión adecuada de la situación a los pacientes para que tomen sus propias decisiones. E ingenuamente, o casi como un charlatán, Richard Smith liga el buen estado de la paciente a sus contactos con el lama y la homeopatía (parece que la continuidad del tratamiento hormonal haya tenido algo que ver)
La crítica a las pseudoterapias, precisamente se basa en esas falsas asociaciones entre los beneficios individuales y la consideración de utilidad general. Cada persona completa (o suspende) el abordaje científico del tratamiento de una enfermedad con lo que desee, en base a sus creencias y expectativas: rezar, hacer meditación, viajar a la India; elementos que a algunos nos parecen absurdos e innecesarios y a otros maravillosos. Y precisamente por eso, no podemos decir que para tratar un cáncer debemos ir a la India o Tíbet, pagar a un lama, tomar bolitas mágicas o cualquier otra modalidad que contenta la psicología personal del afectado y el pensamiento mágico común y exacerbado en el paciente vulnerable. Y además, porque esa normalización conlleva abusos, falsas expectativas, desacreditación del abordaje científico y otros efectos secundarios conocidos y reales.
Los elementos que constituyen la empatía, la escucha terapéutica, las "consultas sagradas" y el interés real por la situación de los pacientes y sus problemas son características de la mayoría de los médicos clínicos. Nadie marca rutas al paciente en su propia vida y en sus creencias. La diferencia es que nosotros, médicos clínicos con formación científica, no debemos apoyar determinadas creencias específicas ajenas al campo de nuestra profesión. Por ello, la aplicación de pseudoterapias en el contexto sanitario (autoridad, posición en la sociedad como científico) es una manipulación del paciente que liga ambos conceptos. La Dra Gunn ejerció su libertad, es decir sus sesgos cognitivos y su vulnerabilidad como paciente afecto de una enfermedad grave. No quiero abrir debate filosófico sobre el libre albedrío.
El perfil de los usuarios de las terapias alternativas en España, similar en toda Europa, es un dibujo social de múltiples tendencias que yo resumo en la "saturación del bienestar". No tengo referencias ni lecturas suficientes para aportar citas sobre ello. Es mi opinión. La incultura científica de esa población definida de mujer con estudios superiores es igual de grande que en otros estamentos sociales. El orientalismo tardohippy, todas las creencias "new age", las diferencias personales respecto a la presencia de pensamiento mágico en cada persona, están detrás de ello. Y siempre, siempre, los sesgos cognitivos: nuestro cerebro quiere ser engañado cuando sufre y nadie está libre de ello. Aquí si recomiendo un excelente libro: Nuestra mente nos engaña, sesgos cognitivos y errores que todos cometemos de la psicóloga Helena Matute.
La actitud de crítica pública y debate sobre las pseudoterapias no existía hasta hace poco. Dichas pseudoterapias no son visiones novedosas sobre problemas no resueltos. Habitualmente son terapias basadas en teorías viejas, muy viejas sobre el origen de las enfermedades. O son teorías aberrantes y dañinas sobre las enfermedades como las que ligan su origen a los conflictos emocionales o plantean tratamiento absurdos y simples para realidades complejas.
La libertad de elección informada ( y dejamos el libre albedrío) es la base de la práctica clínica actual. Y debe respetarse, aunque en tu opinión sea un error (todos hemos tenido casos así). Desde luego, la medicina tiene ya bastantes problemas para avanzar con racionalidad científica (cribados, medicalización, etc.)
Los debates científicos se abren y se cierran si hay nuevos datos que hagan cuestionar la idea previa. Eso es así y va a seguir siendo. Se necesitan conclusiones, si no, todo vale porque nada es del todo cierto nunca.
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