La cepa está bien identificada y bajo el auspicio de la OMS se está trabajando en la vacuna. Este proceso tiene un tiempo mínimo insalvable de 5 a 6 meses: identificación, desarrollo, seguridad, eficacia, producción masiva, distribución mundial. La mayor parte de los fabricantes con tecnología adecuada están en Europa y Norteamérica. Si los tiempos se cumplen sin incidentes en Octubre-Noviembre, conjuntamente con la vacuna para la gripe estacional, pudiera estar disponible esta nueva vacuna. Aquí pueden surgir diversos problemas logísticos de fabricación simultánea de dos tipos de vacunas por los mismos fabricantes, ¿hay capacidad industrial para hacerlo?
La OMS ha publicado en su web un excelente repaso en forma de preguntas-respuestas sobre todos los interrogantes que suscita la posibilidad de tener la nueva vacuna, y ciertamente hay todavía temas nos resueltos que nos debe hacer todavía ser cautos antes de afirmar con rotundidad que no va a haber ningún problema para disponer de una deseada vacuna.
Lo visto hasta ahora de la clínica de la nueva gripe es que parece más virulenta en las personas más jóvenes que en los ancianos, ¿este hecho modificaría el patrón de aplicación de la vacuna? ¿y si una gran mayoría de la población quiere vacunarse independientemente de los grupos de riesgo?
Para manejar científicamente y equitativamente este problema, las autoridades sanitarias deberán hacer mucha pedagogía a la población y no caer en la demagogia.
A pesar de estas cuestiones, hay autonomías que ya saben lo que tienen que hacer, han definido los grupos de riesgo y hasta han reservado una nave industrial para guardarlas. Buen ejemplo de previsión. Aunque no parece que todo esté tan claro.
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