Todos estamos entrando en contacto con la radiactividad cada día. Simplemente, no somos conscientes y nos consideramos a salvo porque pensamos que nuestra exposición es pequeña. El debate sobre la energía nuclear y sus riesgos es una pequeña parte de lo que se debería conocer sobre la exposición a la radiactividad. Por mucho que se cerraran las centrales nucleares españolas, si ocurriera un accidente nuclear en Francia con sus 58 centrales nucleares, no nos libraríamos de la exposición. Desde que la nube radiactiva de Chernobil barrió Europa, las seguridades "locales" tienen poco sentido.
Convivimos con una radiactividad natural inadvertida y con exposiciones provocadas, fundamentalmente por la actividad médica radiológica. Un innegable avance de la humanidad fue la posibilidad de utilización de las fuentes radiactivas para el mejor diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Nadie puede negar, la gran utilidad que ha tenido la radiología simple y la tomografía axial computerizada (TAC) para diagnosticar enfermedades. Asimismo, la oncología radioterapéutica es una necesaria aliada de la terapéutica oncológica. Todo esto no obvia, para que la población y los profesionales sanitarios que indicamos este tipo de pruebas, conozcamos la exposición radiactiva que provoca y la usemos con sentido clínico de eficacia y seguridad.
Como vemos en el gráfico, un TAC de abdomen es casi 8 veces más que la dosis natural recibida a lo largo de un año y 150 veces más que una radiografía de tórax. Parece claro que debe ser una prueba que exige el cumplimiento de unos criterios claros para su realización. Asimismo, cuando se plantean actividades de despistaje mediante TAC, puede que no se estén teniendo en cuenta los criterios de seguridad radiológica.
Una de las fuentes naturales de exposición radiactiva a la que no se le presta la atención debida es al gas Radón.
El radón es un gas noble, radiactivo, que procede del radio. Existen tres isótopos originados en otras tantas cadenas de desintegración radiactiva: la del uranio 238 (U238) en la que se forma radio (Ra226) que se transforma en radón 222 (Rn222); la del uranio 235 (U235) que da origen al radio 223 (Ra223) que a su vez se desintegra en radón 219 (Rn219); y la del torio (Th232) que produce radio 224 que pasa a radón 220 (Rn220). De estas tres formas químicas, las dos primeras son las de mayor extensión en la naturaleza y la primera de ellas, el Rn222, es la de verdadera trascendencia para la salud de las personas ya que se ha revelado como un factor de riesgo del cáncer broncopulmonar, suponiendo más el 80% de todo el radón ambiental y alrededor del 50% de toda la radiación que recibe el ser humano durante su vida. Leer todo el artículo aquí.
El radón se acumula en las viviendas a partir del subsuelo sobre el que se ha construido la casa, en mayor proporción si las rocas del mismo son ricas en uranio, elemento origen del radón. El granito contiene unas 5 ppm de uranio, y si el mineral está muy envejecido, agrietado y deshecho, la probabilidad de que emita radón aumenta. La concentración medida en un domicilio tiene leves altibajos, incluso estacionales (más en invierno que en verano). La ventilación de la casa, es la medida más sencilla, aunque sólo reduce un porcentaje limitado, menor del 20%. Serían necesarias medidas como el cierre de fisuras y grietas, aberturas de aireación en sótanos o entresuelos en los que se acumula mayor cantidad de radón que difunde luego hacia los pisos superiores, para resolver el problema. En España, las zonas de exposición son muy amplias, incluida donde yo vivo: La Sierra de Guadarrama.
No se han realizado ningún tipo de campaña informativa o de legislación. No he encontrado ninguna referencia a las medidas de construcción preventivas para reducir la exposición al radón en el nuevo Código Técnico de la Edificación.
Las medidas necesarias para reducir la exposición domiciliaria no son tan costosas y ayudarían a reducir el riesgo de exposición natural a un gas radiactivo.
Estaría bien empezar a hablar de estos temas aprovechando la actualidad japonesa.
La radiación está definitivamente de moda. Muy buena entrada aunque un poco inquietante para los que somos del occidente de la península. Más aún si somos radiólogos con actividad bajo el rayo.
ResponderEliminarCreo que podría sorprenderte leer este post de mi blog "neuroimagen.info" http://laneuroimagen.blogspot.com/2011/02/radiacion-ionizante-y-hormesis-previene.html
No es que yo me lo crea pero me pareció interesante cederle un hueco dada mi prolongada relación con los rayos, espero que te guste.
Por cierto, enhorabuena por tu magnífico blog.
Gracias. Deberíamos conocer más sobre la epidemiología de la exposición natural, además de la inducida y la profesional.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Nada Vicente, sólo felicitarte por el blog y comentar que es un tema que las organizaciones ecologistas en Galicia intentan que se tenga en cuenta en la normativa técnica de construcción sin demasiado éxito. Existe un sistema de vigilancia en la comunidad, pero con escasos medios y se ha publicado algún trabajo relativo a la vinculación entre el uso de granito en las viviendas y la incidencia de Ca pulmonar.
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