domingo, 9 de octubre de 2011

Las suaves colinas de Kampala (II). A la luz de la fogata

Niños sin sonrisa. Foto original de Vicente Baos 
Twebaze entró en The Forest abriéndose paso con firmeza. Tras unos minutos adaptándose a la escasa luz de las bombillas de bajo consumo del local, sorteó las numerosas mesas donde los clientes bebían waragi y se acercó a la barra. La música de Ragga Dee inundaba el ambiente anulando las escasas conversaciones que se producían entre sorbo y sorbo.
- Estoy buscando a Mbazazi, ¿puedes decirme quién es? - preguntó al camarero.
- Vendrá dentro de un rato - contestó, mirándome fijamente. Quédate en esa esquina y yo te avisaré cuando llegue - indicó con un gesto rápido.
Fumar en los lugares públicos está prohibido en Uganda. Fumar delante de otras personas está mal visto en Uganda, es signo de persona peligrosa y arrogante. Dentro del bar, nadie se atrevía a romper la regla. El alcohol barato corría con generosidad y pocos podían permitirse el lujo de beber cerveza local o importada. 
Al poco rato, el camarero hizo una seña a un hombre alto y muy delgado que acababa de entrar. Debía ser Mbazazi.
- Tú eres Twebaze, ¿verdad? - dijo mientras le daba un doble abrazo, el saludo amistoso de Uganda. 
- Sí - contestó un poco intimidado por la diferencia de altura.
- Vamos a salir de aquí y te voy contando lo que necesito de ti - afirmó mientras le sacaba del bar dándole la mano. En mi coche podremos hablar sin toda esta gente y este ruido.
El coche estaba mal aparcado cerca de un cruce de caminos. Se incorporaron al tráfico general forzando un giro, sin que nadie se molestase. En el caos del tráfico y el atasco funciona una cortés ley del más fuerte o el más osado.
- Bueno, Twebaze ¿te ha contado algo nuestro amigo del trabajo? - preguntó en tono suave.
- Nada - contestó, mientras intentaba disimular mi necesidad de cualquier trabajo.
- ¿Conoces bien la noche de la ciudad? - preguntó dirigiéndole una fugaz mirada.
- Sí - respondió. Pero no tengo mucho dinero para salir.
- ¿Y el boxeo, te gusta? - dijo rápidamente. 
- No he ido nunca a verlo, pero aún recuerdo la foto de Idi Amin cuando era campeón de los pesos pesados que tenían en el orfanato  - contestó. 
Siguieron conduciendo un buen rato, dando vueltas sin sentido, inmersos en el atasco de furgonetas-taxi, camiones que traen el petróleo de Kenia y peatones que cruzan por donde pueden. Al cabo de un rato, se encontraban en Bwaise, el barrio más pobre de Kampala. Las luces habían disminuido a su mínima expresión, sin embargo, la marea humana parecía haber crecido. Pequeñas fogatas alumbraban a los grupos que charlaban e intercambiaban objetos. Mbazazi paró el coche en una pequeña área elevada donde se podía tener una vista general de la entrada al barrio.
- ¿Tú no naciste aquí, verdad? - preguntó mirándole a los ojos. Pero conoces bien la zona y su gente - afirmó sin esperar su respuesta.  
- Aquí los niños lo pasan muy mal. Roban, inhalan pegamento, se pelean entre ellos por la comida. La vida de la calle es muy dura y queremos ayudarles. Una forma de hacerlo es con el boxeo ¿entiendes?  
.....(continuará)

2 comentarios:

  1. Impactante la foto.
    Muchos niños, uno solo sonríe.
    Esta a la izquierda del observador.

    Un abrazo.

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  2. siempre me impactan estas fotos.. Son miradas que llegan al corazón.. Graciasssss por tan extraordinario relato y tan bellas fotografías...
    Aqui te dejo el enlace de mi post:
    MIRADAS QUE LLEGAN AL CORAZÓN
    http://elrincondeceditas.blogspot.com/2012/02/miradas-que-llegan-al-corazon.html
    Saludos desde Madrid

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