sábado, 14 de abril de 2012

¿Hacia dónde vamos? Cazando a los elefantes que entran en la cacharrería

Elefante en la cacharerría
La realidad se impone. Me gustaría quedarme en mis reflexiones sobre otras realidades sanitarias como las que he vivido en Centroamérica pero el aquí y el ahora inunda nuestras vidas de una manera tan agresiva y tan preocupante que no puedo abstraerme.
La noticia ridícula del día, esa que habla de un Rey anciano y limitado, al que "tras sus últimas lesiones y para poder soportar las largas jornadas de caza, se ha hecho fabricar una silla especial ergonómica con respaldo y brazos para que pueda descansar" según nos cuenta El País. Cazando pobres hervíboros africanos, sentado en una silla de discapacitado y disparando con su rifle, se ha caído y se ha roto la cadera como cualquier pobre jubilado español que se resbala en mitad de la noche cuando se levanta de la cama para orinar y no da la luz. Y  el tema, con su ridícula transcendencia social para vergüenza de la institución, da pie para pensar en la entrada de los elefantes, en justa venganza, en la cacharrería de nuestra sanidad. 
Hay que recortar más gasto público en aquello que es la esencia del estado redistributivo de la igualdad y de la justicia social: sanidad y educación. Y hay que recortar en una cantidad, hasta ahora inimaginable (7.000 millones de euros) en un país que siempre ha gastado en porcentaje de gasto sanitario público sobre PIB por debajo de la media de la UE-10 (6.5% España, 7.6% media UE-10). Además, se pretende recortar sobre lo que ya se ha recortado en los últimos años y en los recientes presupuestos de las autonomías. 
Sin noticias concretas, se oyen propuestas como:
El copago farmacéutico en función de la renta.El ejemplo Botín.
El pobre D. Emilio Botín ha debido sufrir intensos acúfenos estos días. Voceros del partido gobernante le ponían de ejemplo sobre la injusticia de que este señor, afamado banquero en edad de jubilación oficial, pudiera no pagar nada por los medicamentos que le prescribieran su médicos del SNS. Si alguien puede aportar alguna prueba de que a ese señor se le ha hecho alguna vez una receta oficial roja, que lo diga, porque no parece muy probable. Establecer distintos porcentajes de pago en los medicamentos en función de la renta es crear otra burocracia y otra injusticia más en el sistema. En un país donde la renta declarada de los autónomos y empresarios es menor que la de los trabajadores, donde la estimación del fraude fiscal es equivalente al presupuesto sanitario público de toda España, pretender nuevas modalidades de pago en base al IRPF resulta ofensivo. El Foro de Atención Primaria ha tenido una buena ocasión de decir algo, sin embargo, justificar el copago por renta es darle aire a las absurdas decisiones que se tomarán en los próximos días.
Si se aplicara, cómo haríamos la distinción de los que pagan más o menos: una nueva tarjeta que incluya esos datos (cuesta más dinero). ¿Haríamos recetas de 5 o 6 colores para cada diferente copagador? Lo que faltaba.
La modificación de la cartera de servicios, la tarjeta sanitaria única, la receta electrónica y la central de compras. Según La Razón, esos serían puntos clave. En la cartera de servicios está todo lo que se hace. Una de las cosas que más cuesta son los trasplantes ¿se van a suprimir? Hablan de cambio de sexo, actividad más que marginal en el sistema sanitario; la fertilización in vitro, algo que se hace con cuentagotas y tras listas de espera larguísimas. Tener una tarjeta sanitaria única mejorará el control administrativo, así como la receta electrónica, pero ahorrar, no lo creo. La central de compras les gusta, pero la subasta andaluza no. ¿Alguien lo entiende?
El próximo día 18 de Abril se reúne el Consejo Interterritorial para debatir este tema. Veremos sus ideas.

7 comentarios:

  1. Magnífica entrada Vicente, al hilo de la actualidad. Y con una foto estupenda, que ilustra muy gráficamente,-en blanco y negro-, la triste situación de este país al que hoy precisamente se refieren Mendoza y Racionero en El País (ya es casualidad) como "pobre, cutre y lleno de mala leche"... Lástima.

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  2. >Establecer distintos porcentajes de pago en los medicamentos en función de la renta es crear otra burocracia y otra injusticia más en el sistema.

    Es la habitual chapuza hispana, rizar el rizo, liarla ad infinitum. Además de la “estimación” en caso de no asalariados y de la “evasión” de los defraudadores (incluidos pensionistas por incapacidad improcedente), habría que considerar la variación continua de renta a lo largo del año en muchos casos.
    ¿Por qué no aplicar desgravación fiscal por gasto sanitario necesario, en vez de idear fórmulas imposibles?

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  3. Hoy me enterado a través de pilleeconomics, de donde viene el porcentaje del 40% de aportación en farmacia del régimen de la Seguridad Social:

    http://pilleconomics.blogspot.com.es/2012/04/el-copago-farmaceutico-en-funcion-de-la.html

    Entiendo que lo que hay que hacer es modificar de una forma consensuada la aportación, que aunque se parezca al copago, a mi no me trae las mismas connotaciones.
    Los trabajadores que pertenecen a los regímenes especiales de Seguridad Social : Muface, Isfas y Mugeju, siempre han aportado el 30% de las recetas, con las mismas limitaciones que los trabajadores del Régimen General de la Seguridad Social de 440 pts, y ahora 2.64€ en los medicamentos con cícero negro que incluye a los medicamentos de procesos crónicos : diabetes, hipertensión, asma, tuberculosis etc.
    Y no han salido a la calle y los pensionistas, parece que han podido sobrevivir a esta situación.
    Y parece que en este grupo el gasto farmacéutico de pensionistas es menor que en los del régimen general.
    Algo tendrá que ver.
    Y el caso es que si un medicamento para el bronquio, que cuesta 60 euros, y los hay, si en vez de abonar 24 euros cuando se está en activo, se paga 2.64, euros, seguro que el trabajador lo toma. Y si fuese pensionista podrían la mayoría también pagar una aportación mínima, que puede ser esta o menos.
    Sin embargo una aportación en este tipo de medicación de un porcentaje sobre el precio lo que puede hacer es que no lo hagan.
    Y al mismo tiempo se conseguiría, seguro disminuir el gasto.
    Porque hay pacientes, que retiran más medicamentos de los que necesitan, porqué evidentemente se los entregamos y los acumulan por temores atávicos.
    Hace poco en twitter se denunció que en una farmacia se habían depositado una cantidad importante de cajas de insulina (suponemos que el paciente había fallecido).
    Si una caja que cuesta 70 euros y que debe durar un tiempo en función de unidades gastadas, el pensionista solo lo retirará cuando lo necesite.
    Hace poco un paciente mio comprobé que le habíamos entregado en un año 22 cajas de Spiriva, en vez de 12.
    Si hubiese tenido que abonar 2.60 euros, solo lo hubiese solicitado cuando lo hubiese necesitado.
    Y en definitiva esta modificación de la aportación farmacéutica por los pacientes se debería haber hecho ya hace tiempo, aunque no hubiese habido crisis.
    Y en tal caso introducir una aportación en pensionista al menos, ligada a la pensión. Lo que no es tan difícil de controlar.
    Soy por otra parte contrario a la desgravación. Esta es precisamente la medida que está lanzando los grupos sanitarios privados.
    En cuanto esto ocurra, veremos que el rico, que no hace general uso del sistema público, desgravaría aquello que no defrauda, en el supuesto de que lo haga.
    Hemos olvidado cuando se desgravaba los gastos de la boda, la comunión etc.
    Un saludo

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  4. Fernando, todo es discutible. De acuerdo en que la una aportación mínima del pensionista contribuye a responsabilizarse de la medicación que se lleva (no se perderían tantos envases), pero…

    1.Los regímenes especiales tienen muchas ventajas: financiación parcial de tratamientos odontológicos, gafas, lentillas, audífonos, etc. A parte de que, si no me equivoco, los beneficiarios aportan el 30% del coste del fármaco, pensionistas incluidos, en vez del 40% de los activos del régimen general. Desde luego, los beneficiarios de estos regímenes no van a salir a la calle a protestar, evidentemente. Es más, ¿por qué no aplicar el método de los regímenes especiales a la generalidad?

    2.No sé si la acumulación de fármacos por los pensionistas obedece a temores atávicos (¿racionamiento de postguerra?). Podría intervenir también un factor psicológico de “desquite” por la miserable pensión que ser percibe.

    3.No olvidemos que gran parte de los fármacos dispensados en primaria son prescritos en el nivel hospitalario. Este hecho y los elementos que contribuyen a la presión asistencial limitan la acción para combatir la polifarmacia aberrante. No hablemos ya de visados impuestos por terceros.

    4.En cuanto a desgravación por gasto de salud, ¿por qué no contemplarlo para un tratamiento odontológico necesario (el gasto puede suponer un dineral)?, que nuestro sistema general sorprendentemente no cubre, salvo para extraer piezas. Y en cuanto al gasto en fármacos, ¿por qué no desgravar por lo aportado en tratamiento crónico justificado? Me estoy refiriendo a gastos necesarios, no suntuarios o de lujo, como los de boda o comunión. O por afiliación a un partido político o a un sindicato, conceptos por los que en esta Hispania nuestra sí se desgrava hoy en día (¡Manda güevos!).

    5.Si se considera aplicación de porcentaje a pagar según la pensión, ¿por qué no hacerlo según el Patrimonio? (Claro que este impuesto ya fue eliminado, y no precisamente a favor de los pobres)

    6.Por último, podríamos aplicar una medida drástica de ahorro: integrar las farmacias en el sistema público, con profesionales a sueldo que cobren por el servicio que brindan y no por lo que venden (propugnado por farmacéuticos sin oficina de farmacia). Ya no habría interés en facturar más…

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  5. Correcto: la cartera de servicios del SNS que está establecida por real decreto desde 2006 recoge LO QUE SE HACE. Por cierto real decreto que se aprobó con el acuerdo de todas las Comunidades Autónomas, incluidas todas las que gobernaba entonces el PP, que eran muchas. Por tanto, lo que pretende el PP es decidir lo que se va a DEJAR DE HACER.
    Lo relativo al cambio de sexo o los tratamientos para la esterilidad es totalmente demagógico por insustancial en el conjunto del sistema. Parece más un asunto ideológico que otra cosa.
    Entonces ¿qué es lo que se va a dejar de hacer en el sistema sanitario público y en base a qué criterios?

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  6. A partir del 18 tendremos más información, Saludos y gracias.

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  7. Fernando, todo es discutible. De acuerdo en que la una aportación mínima del pensionista contribuye a responsabilizarse de la medicación que se lleva (no se perderían tantos envases), pero…

    1.Los regímenes especiales tienen muchas ventajas: financiación parcial de tratamientos odontológicos, gafas, lentillas, audífonos, etc. A parte de que, si no me equivoco, los beneficiarios aportan el 30% del coste del fármaco, pensionistas incluidos, en vez del 40% de los activos del régimen general. Desde luego, los beneficiarios de estos regímenes no van a salir a la calle a protestar, evidentemente. Es más, ¿por qué no aplicar el método de los regímenes especiales a la generalidad?

    2.No sé si la acumulación de fármacos por los pensionistas obedece a temores atávicos (¿racionamiento de postguerra?). Podría intervenir también un factor psicológico de “desquite” por la miserable pensión que ser percibe.

    3.No olvidemos que gran parte de los fármacos dispensados en primaria son prescritos en el nivel hospitalario. Este hecho y los elementos que contribuyen a la presión asistencial limitan la acción para combatir la polifarmacia aberrante. No hablemos ya de visados impuestos por terceros.

    4.En cuanto a desgravación por gasto de salud, ¿por qué no contemplarlo para un tratamiento odontológico necesario (el gasto puede suponer un dineral)?, que nuestro sistema general sorprendentemente no cubre, salvo para extraer piezas. Y en cuanto al gasto en fármacos, ¿por qué no desgravar por lo aportado en tratamiento crónico justificado? Me estoy refiriendo a gastos necesarios, no suntuarios o de lujo, como los de boda o comunión. O por afiliación a un partido político o a un sindicato, conceptos por los que en esta Hispania nuestra sí se desgrava hoy en día (¡Manda güevos!).

    5.Si se considera aplicación de porcentaje a pagar según la pensión, ¿por qué no hacerlo según el Patrimonio? (Claro que este impuesto ya fue eliminado, y no precisamente a favor de los pobres)

    6.Por último, podríamos aplicar una medida drástica de ahorro: integrar las farmacias en el sistema público, con profesionales a sueldo que cobren por el servicio que brindan y no por lo que venden (propugnado por farmacéuticos sin oficina de farmacia). Ya no habría interés en facturar más…

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