Quizás el Consejero de Sanidad de Madrid -que no es médico- y los que le rodean -que si lo son- han olvidado que los errores en Medicina tienen unas consecuencias nefastas para el paciente, y para el sanitario o gestor nombrado a dedo que los comete. Cada día, cada minuto de nuestro tiempo, tenemos en mente la necesidad de no cometer errores: por omisión, por exceso, por premura, por falta de comunicación o por cualquiera de todas estas cosas que hacen de la Medicina una ciencia de incertidumbres y riesgos.
Yo lo aprendí a temprana edad. Estaba en 4º de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Me examinaba de Dermatología con el Dr. Soto Melo, fallecido en 2012, en aquel entonces jefe del servicio de Dermatología de La Paz. Hice un examen, en mi opinión brillante, y al ver mi suspenso en la hoja de resultados, mi indignación explotó. Solicité revisión del examen y me recibió personalmente el Dr. Soto Melo. Una de las preguntas era el Pénfigo vulgar. Me lo sabía muy bien. Escribí de todo y no solo el tratamiento, sino que me atreví a escribir las dosis recomendadas. Entonces se utilizaba el metotrexate junto a los corticoides. Al escribir la dosis de metotrexate por Kg de peso IV, añadí inocentemente un 0 a la unidad que era la dosis recomendada. El Dr. Soto Melo tenía marcado en rojo mi error y me dijo: " Usted se ha cargado a este paciente y yo me lo cargo a usted. Para septiembre" Ni siquiera me atreví a decir que fue "un pequeño error involuntario". A veces las cifras son muy importantes. No me han dado semejante lección de humildad en mi vida y siempre lo he recordado. En septiembre, superé con éxito la asignatura. Nunca más volví a suspender ningún examen, de los muchos que he hecho.
Pretender colar como error involuntario e inocente, la rebaja de un aval millonario a otro minimillonario por parte de la consejería, y en particular, de la viceconsejera firmante, es de una soberbia -por mucho que la justicia argumente a su estilo formalista y la consejería se salga por las ramas- increíble y de una ofensa tal, que si yo fuera el examinador de semejantes errores: involuntarios, inocentes, "es que no había echado cuentas bien" "es que pobrecillos como vamos a pedirles tanto dinero".... obligaría a repetir, no solo la carrera, sino los estudios desde Infantil.
To err is human, dijo el Institute of Medicine estadounidense para analizar los errores que aparecían en la práctica médica y como evitarlos. Los errores de la consejería no están en esta categoría.
Pues nada, a ir predicando con el ejemplo, que en cartel del título del blog tienes puesto ABOSRBEN, jajaja
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Un saludo afectuoso
Tienes toda la razón y no me he dado cuenta. Lo asumo.
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