Laura y David tenían 21 años y estudiaban Medicina, Úrsula había encontrado la compañía y el amor tras una vida huérfana, Carla de 38 años dirigía series y teatro... y así muchos más. El accidente del tren Madrid - El Ferrol ha conmocionado a la sociedad española.
Todos tememos a la muerte imprevista, al accidente brutal que ocurre en segundos sin que ningún factor de prevención, prudencia o cautela pueda impedirlo. Es poco probable. El accidente de tren o de avión es muy inusual, es seguro en términos estadísticos, y por ello, más impactante su aparición. Gente normal, de todas las edades que vive una vida activa, probablemente sin ningún riesgo añadido voluntario, se desplazan a ver a su familia, a disfrutar de unas fiestas, actividades normales que necesitamos hacer todos para sentirnos vivos y en comunión con la sociedad. Y aún así, somos frágiles. Vivimos dependientes de otros, del conductor que se pasó de velocidad, de un sistema de ayuda a la seguridad ferroviaria, de que ese día fuera el elegido y no otro para viajar en un tren que nadie podía esperar que sufriera un accidente tan brutal.
Tristeza de vidas únicas, de vidas apagadas cuando empezaban a vivir o que estaban en una serena felicidad o que sufrían ansiedad por un problema no resuelto. Da igual. Las circunstancias se aliaron y ello nos demuestra al resto de los vivos -por ahora- que somos frágiles, muy frágiles, que la vida tiene sentido por el momento en que la vivimos, que debemos preocuparnos por enriquecerla y llenarla de los sentimientos positivos que serán nuestro bagaje vital. Y si llegamos al tiempo de la decadencia final que precede a la muerte, miremos nuestra bolsa con satisfacción y recordemos con pena a los que no pudieron llenarla por morir antes de tiempo, de ese tiempo de vida razonable que todos esperamos vivir.
Que sus familias mantengan su recuerdo y la pena no ahogue sus vidas.
Que tod@s descansen en paz y que sus familiares y allegados tengan fuerza para soportar su perdia y para seguir adelante, con su recuerdo
ResponderEliminarGracias Vicente
Gracias, Vicente. Estoy contigo y con todos los conmocionados por esta gran tragedia humana, que nunca debería haber ocurrido. Esperemos que sea la última. Un fuerte abrazo a todos
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