domingo, 11 de octubre de 2015

Morir con dignidad

Luanco (Asturias)
El reciente caso de la niña Andrea ha vuelto a traer al debate social la realidad del final de la vida, de lo que consideramos la dignidad al final de la vida. 
La serenidad de los padres de Andrea en sus apariciones públicas, la contundencia de sus razones y la manera que abrían su intimidad y su dolor al escrutinio de la sociedad me han parecido admirables. Y difícil. Tener que explicar a los jueces, a los periodistas, que tu hija no puede más, que alimentarla por gastrostomía en un cuerpo paralizado que ya no puede expresar ninguna alegría o bienestar, que solo puedes esperar la siguiente complicación grave que acabe con su vida, es muy duro y muy valiente pedir que dejen a tu hija que se vaya suavemente, que su corta y dura vida no da más de sí, que no quieres ver a tu hija en ese estado, por ella, no por los padres que llevan muchos años de sufrimiento.
Todo era muy claro y evidente, pero aún así, alguno todavía sale defendiendo la "vida" desde la concepción del fanatismo religioso más antinatural. 

Cada día, en nuestro país, sin medios de comunicación, sin hospitales de alta tecnología para "prolongar" la vida, se está ayudando con cuidados paliativos a los pacientes a morir con dignidad. Todos los médicos de familia tenemos esa experiencia, en el cáncer terminal que desea morir en su propia casa con su familia, en el paciente con esclerosis lateral amiotrófica con ventilación mecánica domiciliaria que rechaza la ventilación invasiva, en la decisión de no ingresar y hacer medidas invasivas en el paciente con demencia avanzada, etc. Situaciones graves, límites, donde el respeto a la voluntad del paciente y en los casos inviables a la familia, debe ser escrupuloso. Situaciones donde la utilización de las técnicas de sedación paliativa domiciliaria están bien establecidas.

Se debe morir con dignidad y sin sufrimiento, en los hospitales y fuera de ellos. El médico de familia debe tener toda la disposición del mundo para estas situaciones. Son las "consultas sagradas" donde todo lo demás pasa a un segundo plano. Porque todos llegaremos tarde o temprano a esa situación y desearemos unos profesionales bien preparados y comprensivos con la dignidad del final de la vida. 

5 comentarios:

  1. Protocolo para el Seguimiento del Tratamiento Farmacológico Individualizado en Pacientes con Sedación Paliativa de la Consejería de Salud de Andalucía
    http://www.juntadeandalucia.es/salud/export/sites/csalud/galerias/documentos/p_2_p_2_planes_integrales/sedacion_paliativa.pdf

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  2. Opino exactamente igual que tú, Vicente, en esta situación. Respeto a quien quiere vivir a toda costa, pero no puedo en conciencia respetar quienes mantienen vivo a alguien a toda costa cuando ese alguien ya no puede manifestar su voluntad. Yo no querría ser mantenido vivo en esas circunstancias. Si no puedo decidir qué quiero hacer considero que para mí ya estoy muerto, así que preferiría que me dejasen ir. Nada me gustaría más que poder decidir por mí mismo, pero si llega el momento en que no puedo, la gente que me quiere ya sabe lo que deseo.

    Yo realmente no veo mucho debate posible aquí, si alguien considera "natural" mantener con vida artificialmente un cuerpo sin posibilidad de recuperación, a mí que me registren...

    Lo siento mucho por estos padres, de verdad, su situación era terrible, al igual que la de Andrea. Pero Andrea no se merecía seguir con lo que personalmente opino que era una situación indigna, como ser humano yo no querría eso para mí, y creo que Andrea tampoco lo hubiese querido.

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  3. No deberíamos hablar de muerte digna - concepto difícil de aplicar al caso, ya que hay muchos modos de morir dignamente - y hablar de mala práctica de algunos colegas que imponen un tratamiento sin objetivos teréuticos explícitos ni negociados con el paciente o sus familiares. Seguir hablando de "muerte digna" no nos deja hablar de cómo expulsar de la profesión a médicos que no merecen serlo.

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  4. Gracias por vuestros comentarios.
    Tiene razón Joaquim, pero hay zonas grises de difícil delimitación

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  5. El caso de Andrea se repite varias veces cada año, en muchos países, y cada vez se arma la discusión tonta entre gentes que no han estado metidos en la familia y no saben qué se siente...y aquellos que son capaces de ponerse en el lugar del otro...Es lógico que esos padres querían muchísimo a su hija, pero les desgarraba el alma verla sufrir en todo momento y sin esperanza alguna...Por suerte la niña pudo descansar, y esos padres también.

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