El debate sobre el buen uso de medicamentos, con sus implicaciones clínicas y económicas, oscila en España entre la regañina sobre el gasto y la posibilidad de usar cualquier medicamento que esté autorizado y financiado por el Sistema Nacional de Salud. No hay documentos oficiales que se comprometan, tras una evaluación rigurosa de las evidencias, a recomendar un fármaco sobre otro. Recomendaciones vagas, guías que no comprometen a nadie. Al final, arbitrariedad que dicho en lenguaje políticamente correcto llamamos: variabilidad clínica.
En el Reino Unido existe, dentro del National Health Service (NHS), el National Prescribing Centre (NPC) que analiza, en conjunción con el National Institute for Clinical Excellence (NICE), las evidencias disponibles y elabora recomendaciones muy claras que servirán para la evaluación posterior. Cuando digo "muy claras" quiero decir que se "mojan" en la recomendación de un fármaco sobre otro, tras valorarlo clínica y económicamente.
El NPC ha publicado sus Key Therapeutics Topics sobre varios grupos de medicamentos muy usados y de gran impacto en la prescripción del día a día. Por ejemplo:
Hay concreción en dosis, en recomendaciones, en avisos de riesgo. ¿Cuando van a existir en España unos documentos así? El Ministerio hace mucho tiempo que no hace nada al respecto. Autoriza medicamentos, los financia y mira para otro lado. ¿Hay algún organismo, publicación o agencia que elabora documentos como los británicos? NO.
Luego, todo son lamentaciones: "que si se usa muy mal los antibióticos" "que España es líder en el uso de IBPs" "que el tratamiento de la osteoporosis es un desastre".
El buen uso de los medicamentos y el ahorro del gasto farmacéutico en el SNS necesita de estas actividades y de estos documentos, no solo de genéricos, genéricos de marca, precios de referencia, reducción del sueldo de los empleados públicos, "cataloguiños" y demás.
Dos guías de terapia farmacológica me han impactado en mi vida profesional. Una catalana a principios de la década de 1980, el “Índex Farmacològic”, que derivó en una publicación en castellano editada por el antiguo Ministerio de Sanidad y Consumo como “Guía farmacológica para la asistencia primaria”. Y otra británica, el “British National Formulary”, traducida como “Guía de Prescripción Terapéutica”. Ambas de calidad, prácticas y transparentes. Pero ya hace años que, de modo oficial, no recibo nada parecido.
ResponderEliminartotalmente de acuerdo, solo cambiaría el "no solo" por "en lugar de" .Por lo demás me parece impecable la forma de exponerlo y poner de manifiesto las diferencias.
ResponderEliminarHombre blanco habla con lengua sabia
En el NHS 'se mojan'. He ahí la diferencia: aquí sólo se limitan a trascribir la ficha técnica y pasarnos las 'alertas' de riesgo, cuando una semana (o más) antes ya han salido en la weg de la FDA
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