“Aceptar la homeopatía es abrir puertas al pensamiento
mágico en la salud”
Vicente Baos Vicente (Madrid, 1958) es una de las caras más
conocidas en los programas que tratan de desenmascarar la homeopatía. Para
Baos, que ejerce la medicina de familia en Madrid, “la intuición, la sensación
y la creencia son el caldo donde se alimenta el pensamiento mágico. Ese es el
terreno abonado para las pseudoterapias”. Según él, lo mejor para combatirlas
es el desprestigio social.
Verónica Fuentes | | 18 marzo 2016 09:30
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Vicente Baos en su consulta de atención primaria en Collado Villalba (Madrid). / Sinc |
‘Lo similar cura lo similar’ y ‘la dilución incrementa la
potencia’ son dos de las principales doctrinas de la homeopatía, pseudoterapia
que se fundamenta en la administración de cantidades infinitesimales de
sustancias que, si se aplicaran en grandes proporciones a un individuo sano,
producirían los mismos síntomas que se pretenden combatir. Se supone que estos
productos son más efectivos cuanto más diluidos están.
La forma más habitual de preparación de una dilución
homeopática es mezclar 1 mililitro de la sustancia original con 99 mililitros
de agua. De esa dilución de 1 CH (Centesimal de Hahnemann), se coge de nuevo 1
ml y se repite la operación; así se consigue una dilución de 2 CH. Cuando este
proceso se ha reiterado 10 o 12 veces, no se cuenta con ninguna molécula del
principio activo. Son normales los medicamentos homeopáticos con diluciones de
30 CH.
Vicente Baos lleva años utilizando el método científico para
luchar contra esta pseudomedicina. Como miembro de la red de expertos de
la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y la
Agencia Europea de Medicamentos (EMA), es un firme detractor de la
homeopatía.
¿Hay alguna prueba de que la medicina homeopática funcione?
Los estudios que publican –en revistas del ámbito
homeopático que ellos mismos financian y editan– son, en general, de nula
relevancia. Crean un montaje absolutamente caótico de física avanzada con
fantasías. Su teoría es que, dado que las ultradiluciones van más allá del número
de Avogadro y no hay molécula para dar una justificación a la memoria del
agua, algo hay que actúa aunque no sepan ni definirlo bien. Incluso existe una
revista editada por ellos que se llama International Journal of High Dilution
Research. Por supuesto, ninguna revista de prestigio científico publica nada
que justifique que la homeopatía tiene algún mecanismo de acción.
¿Todos esos estudios de los que hablan tienen alguna
consistencia?
En primer lugar, no poseen ninguna implicación clínica, y
además habría que cuestionarlos metodológicamente. Los 1.500 trabajillos de los
que siempre hablan no tienen ninguna evaluación fuera de su propio ámbito.
Ellos se citan a sí mismos y se alimentan de sus propias investigaciones. Fuera
de ellas todo el mundo que las conoce sabe que no valen para nada.
Entonces, ¿por qué tanta gente cree en la homeopatía?
Esa es la gran pregunta, pero podría ser la misma para la
religión, ¿por qué tanta gente cree en ella? El ámbito de las creencias y de
los mecanismos que justifican efectos en las personas es un interesantísimo
mundo fuera del ámbito científico donde se mezcla la neurociencia y el efecto
placebo. Esto lo saben los que practican terapias alternativas, lo aprovechan y
de eso se alimenta el efecto social. No obstante, el método científico no
encuentra nada en la homeopatía; eso se puede afirmar con toda rotundidad.
¿Puede ser un problema de educación?
Educación no es. Incluso creo que la gente con menos
educación formal es más cauta y menos creyente. A veces se da un fenómeno
contrario: a mayor nivel de formación, más crédulos son en esto. De hecho,
gente muy preparada cree en la homeopatía. ¿Falta cultura científica? Mucha.
¿Esto solo se arregla dando más cultura científica? No. Alrededor de la
intuición, la sensación, la creencia es donde se alimenta el pensamiento
mágico, muy presente a lo largo de la historia de la humanidad. Ese es el
terreno abonado para las pseudoterapias, el pensamiento de que ‘yo creo en ello
y a mí además me va bien’.
¿Cómo podemos luchar contra esta epidemia?
El desprestigio social es lo que funciona. Convencer a un
homeópata de que lo suyo no es nada resulta imposible porque es una creencia
arraigada y la gente tiende a evitar las disonancias cognitivas, es decir, a
rechazar lo que va en contra de sus creencias más profundas. Un ejemplo serían
las famosas pulseritas Power Balance, la gente que las usaba empezó a no
hacerlo cuando se creó la sensación de que era un poco ridículo. La inmensa
mayoría de la gente lo abandonó, independientemente de si antes creía que hacía
algo o no. Pero si el pensamiento social es crítico, algo se abandona y se
olvida. Aunque habrá otra cosa que salga, eso es inevitable.
Los que criticamos la homeopatía pensamos que hasta ahora ha
habido un pensamiento social permisivo, con la idea de que si no hacía daño,
daba igual. Creemos que eso es abrir la puerta al pensamiento mágico en la
salud y puede provocar que mucha gente abandone terapias formales por estas
supercherías. Nos parece muy peligroso, la sociedad debe tener muy claro lo que
puede esperar de la ciencia y sobre lo que la ciencia no tiene respuesta.
¿Hace falta alguna formación específica para prescribir
homeopatía?
No está regulado. Si un médico homeópata te lo recomienda,
vas a la farmacia y lo compras. De la misma manera, si vas a una farmacia y
dices que quieres un producto homeopático, te lo dan. Incluso podrían
recomendártelo. Su venta no tiene ninguna restricción, son productos alegales.
Se rigen por una regulación del año 94 que permitía su venta y consumo, pero no
poseen una regulación según su análisis. Así empezó nuestra queja, porque la regulación
que los igualaba a los medicamentos formales indicaba que solo tenían que
demostrar su calidad, no su eficacia ni para qué enfermedades están indicados.
Eso requiere un ensayo clínico y ellos no lo quieren. Con lo cual se les llama
medicamentos y no lo son.
¿Cómo puede tener una regulación algo que no cumple ninguno
de los criterios que se le pide a un medicamento?
Llámenlos productos, sustancias, lo que quieran, pero nunca
medicamentos. El problema es que eso viene en la Ley general del medicamento y
en la Regulación europea, que lo incluyó como un tipo de ‘medicamentos’
especiales. La denuncia no va en contra de España, sino que realmente es uno de
los absurdos más grandes que hay en la regulación europea de productos para la
salud, ya que no debería incluir algo que no es nada. La culpa la tienen
evidentemente los lobbies que lo autorizaron en su tiempo, que fundamentalmente
provenían de Alemania y Francia. En España su consumo es legal, pero no han
pasado por el filtro que obliga la ley a través de la Agencia Española del
Medicamento, que regula, analiza y registra esos tipos de productos.
¿Se sabe cuánto factura al año la industria homeopática?
Siempre salen las cifras de Boiron, que es la empresa sobre
la que más se habla, pero no es la única, ni mucho menos. Parece que su
facturación en España es de 25 millones de euros. Piensa que es una facturación
de mínimo gasto, su producción es muy barata, azúcar y agua. Son todo
ganancias…
La semana pasada Boiron ofreció una rueda de prensa que
pretendía dar cuenta del ataque que, según ellos, está sufriendo la homeopatía.
¿Cree que empiezan a temer que cale su falta de evidencia?
Exponiéndose públicamente muestran sus debilidades, así que
esperamos que sigan así. Se vio el ridículo que hicieron en cuanto hubo
preguntas un poco comprometidas. Realmente me imagino que sí están nerviosos,
porque antes vivían en un anonimato muy confortable. Nadie hablaba de esto y se
iba vendiendo. Pero como afirma Edzard Ernst, experto en la evaluación crítica de todos los
aspectos de la medicina alternativa, “no es una guerra contra la homeopatía, es
una lucha contra la desinformación pública”. Nosotros no estamos en contra ni
queremos que se prohíba, pero sí que la gente conozca bien qué es y actúe en
consecuencia y con responsabilidad.
¿No existe nada más allá del efecto placebo?
Hay que tener en cuenta que el efecto placebo es algo
tremendamente complejo de estudiar porque induce modificaciones en la propia
biología. Además, por cuestiones éticas, el placebo está prohibido en medicina.
Por eso no existe ningún preparado en la farmacia que se llame ‘placebato’ y que
yo pueda prescribir para propiciar tal efecto. La diferencia es que una
sustancia que afirma una supuesta curación debe tener un mecanismo de acción,
si no, es magia potagia.
Es como si hablamos de la empatía como mecanismo
terapéutico, que claro que existe. Un paciente se siente mejor si es atendido
por un médico que es amable y comprensivo que si es atendido por un borde. En
las relaciones terapéuticas la empatía es una pieza clave. Pero otra cosa es
engañar a un paciente con una pastilla de agua y azúcar. Es mentira que los
médicos homeópatas sean más humanistas. Ellos cobran dinero y viven de ello,
por lo que van a defenderlo a capa y espada.
En relación con su argumento sobre la memoria del agua, ¿no
tiene suficiente memoria como que para cualquier gota de cualquier grifo no
pudiera considerarse homeopática?
La historia de la memoria del agua se encuentra en el
principio de los tiempos homeopáticos, con Samuel Hahnemann. El tema es que, en
el siglo XX, científicos quisieron demostrarla, como el famoso Jacques
Benveniste, que fue el que hizo más pruebas. Pruebas que fueron desmontadas
todas en el momento en que otros físicos hicieron un análisis de sus estudios.
Más recientemente, científicos muy prestigiados como Luc Montaigner, uno de los
codescubridores del virus del sida, ha seguido investigando en este tema, con
nulos resultados, aunque lo paseen de un sitio a otro como el nuevo mesías de
la homeopatía.
La memoria del agua es un concepto que no tiene ninguna base
y cualquier físico o químico bien formado lo desecha inmediatamente. Hablar de
una dilución de 30CH es hablar casi de la probabilidad de encontrar una
molécula en toda el agua contenida en el planeta tierra. Es decir,
absolutamente absurdo.
¿Cómo valora el tratamiento que los medios hacen de la
homeopatía?
Lamentablemente, durante años muchas revistas llamadas
femeninas han dado pie a la medicina natural, a la homeopatía y a todas estas
tonterías. De ahí su popularidad. Afortunadamente cada vez hay más información
científica de calidad y poco a poco se va difundiendo a través de los medios
generalistas. Aunque lamentablemente todavía existe ese modelo de equidistancia
periodística (a favor y en contra) y, como cada uno repite sus argumentos, no
se llega a ninguna conclusión. Creo que hay cosas en las que la sociedad y los
divulgadores se tienen que mojar. Hay temas que ya nadie cuestiona, por
ejemplo, no verás en los medios a nadie que apoye la violencia de género. Pues
en ciencia realmente existen barbaridades y parece que todavía hay que dar voz
a la gente que las promueve. Pero se va avanzando…
Nota:
Cuando me refiero a que es mentira que los médicos homeópatas sean más humanistas, me refiero a un argumento utilizado por ellos a menudo. Lo dicen como un valor añadido a su terapia. La razón que arguyen es que dedican más tiempo (de consulta privada remunerada) y compresión "holística" de los problemas de salud del paciente. La relación médico paciente basada en la empatía es una necesidad y un valor global de la práctica médica, aplicado por la inmensa mayoría de los médicos, pero hay una diferencia fundamental, ellos concretan su terapia en la nada (productos homeopáticos) y el resto en el mejor conocimiento científico demostrado para el bienestar del paciente.