
La Ley del Medicamento de 2006 en su apartado de infracciones, artículo 101, infracciones graves establece en el punto 16: Dispensar medicamentos o productos sanitarios sin receta, cuando ésta resulte obligada.
Pues bien, esta amenaza de sanción que ha provocado que en los últimos años la norma se cumpla y sea extraordinaria una petición de receta de un fármaco obtenido sin ella en la oficina de farmacia, no les gusta a la actual cúpula directiva del Consejo General de Colegios Farmacéuticos de España.
Para volver a una situación anterior utilizan una argumentación digna de Groucho Marx:
Peña ha precisado que su petición a los responsables políticos del Congreso de los Diputados y del Senado es la “regulación de la dispensación sin receta del medicamento”. Es decir, quiere que la Ley del Medicamento dé cobertura legal al farmacéutico de oficina de farmacia para, en ausencia de la receta médica correspondiente, facultarle para la dispensación de medicamentos sometidos a receta médica, con la finalidad de garantizar la recepción por parte del paciente de la medicación que requieren situaciones como por ejemplo la de los enfermos crónicos. “Hay que dar legalidad a lo que ya está ocurriendo, en beneficio del paciente, para lograr el éxito terapéutico de sus tratamientos”, ha justificado.
Si el lobby farmacéutico se ha puesto en marcha, echaros a temblar, lo consiguen casi todo.
¿Qué tal si cambiamos el modelo de receta y así a nadie se le acaba la caja el sábado por la noche y tenga que ir a la farmacia a suplicar una caja? Desde luego, en Madrid, donde ni se intuye para cuando habrá receta electrónica, estaría bien. Seguro que tienen que garantizar antes la libertad del paciente de Aranjuez que quiera tener su médico en El Escorial y hacer 3 o 4 hospitales más para reducir plantilla y que las aseguradoras y constructoras se queden con la gestión de la sanidad pública madrileña.