A principios del mes de Agosto sorprendía la autorización en el Reino Unido del primer antibiótico OTC: Azitromicina para el tratamiento de la Chlamydia genital. La Azitromicina es un medicamento genérico en España y en UK, pero se autorizaba la comercialización bajo nombre comercial: Clamelle, siendo esta marca la única OTC. La indicación es exclusivamente el tratamiento de la Chlamydia genital, una vez confirmado el diagnóstico mediante un test apropiado o bien la pareja sexual de un paciente confirmado. Al principio me parecía bastante raro el tema. Si para saber si alguien tiene o no Chlamydia debe realizarse un test específico, tendrá que acudir a un centro sanitario, y si es positivo, recibir el tratamiento. ¿Dónde está la ventaja?.
Quizá, la información complementaria de la noticia permite comprender mejor la intención de esta liberalización de la azitromicina. La autorización recibida incluye un programa de formación a los farmacéuticos y la aparición de un "Clamelle-branded chlamydia test kit". Es decir, que entre el farmacéutico y el fabricante se lo guisan y se lo comen. Un buen ejemplo de "externalización" de los servicios sanitarios.
El fabricante es una empresa farmacéutica islandesa (Actavis) que produce genéricos, pero que ha visto aquí un buen hueco de negocio.
La infección por Chlamydia trachomatis es una enfermedad de transmisión sexual muy frecuente, en muchos casos asintomática, que puede producir en la mujer infectada un aumento del riesgo de embarazo ectópico o infertilidad. También debe sospecharse en los pacientes que presenten disuria u otros síntomas uretrales con cultivo de orina negativo. En mi área de trabajo, el laboratorio de referencia no hace la técnica en orina (la más sencilla) y el paciente debe desplazarse al laboratorio del Hospital.
Ciertamente, los médicos deberíamos estar más interesados en la búsqueda de la Chlamydia, facilitando su análisis y su tratamiento (1 gramo de azitromicina en dosis única) pero su liberalización bajo estas condiciones: hacerse el test y comprar la pastilla de una marca determinada (mucho más cara que la genérica) me parece un escapismo sanitario y un negocio para algunos. No veo claro lo que gana el paciente.
Un ejemplo de por dónde van los tiempos: que los servicios públicos cubran cada vez menos patologías y que el paciente pague por lo que debería obtener de su servicio sanitario. El precio estimado de Clamelle es de 20 libras, y me imagino que el test no será gratis.
El Reino Unido es el país de la Unión Europea que liberaliza medicamentos OTC con mayor prontitud, España, todavía es cauta a este respecto. ¿O será que aquí ni diagnosticamos casos de Chlamydia?
Se facilitan packs gratuitos que contienen el test de Chlamidia, normalmente los dejan en un sitio discreto pero accesible de las farmacias para que lo coja quien quiera.
ResponderEliminarHe sido farmacéutica en Reino Unido y es así como lo están haciendo las grandes cadenas