miércoles, 30 de noviembre de 2016

Nutrición, salud, estilo de vida. Un libro puede cambiar muchas cosas en tu vida: más vegetales, menos animales



Julio Basulto, dietista-nutricionista de profesión y al que he visto físicamente dos veces en mi vida, puede ser la persona de la que he aprendido más en los últimos años. Las amistades virtuales, a través de lecturas de tuits y de blogs han sido muy criticadas pero no cabe duda que, las oportunidades de conocer ideas, textos, y detrás de ellos, a las personas que lo escriben ha abierto una magnífica puerta al conocimiento. 

Sus dos libros: Secreto de la gente sana (junto a María José Mateo) y Más vegetales, menos animales (junto a Juanjo Cáceres) que amablemente me obsequió y que he disfrutado enormemente, constituyen un repaso excelente, científico, ameno y realista de los estilos de vida que favorecen la salud, apoyados en las referencias de calidad que lo sustentan. 

Se supone que los profesionales sanitarios, médicos de familia en mi caso, deberíamos saber todo lo que ahí se habla pero no es así. Las lagunas formativas nutricionales son evidentes y creo que por extensión a la mayoría de los médicos ¿incluidos endocrinos? Durante muchos años el abordaje de la obesidad y los inadecuados hábitos nutricionales se realizaban desde la perspectiva individual con todos los tópicos y errores. Incluidos los años de medicalización de la obesidad con la larga lista de fármacos "para adelgazar" que se fueron retirando por importantes efectos adversos. Asimismo, la habitual recomendación de dietas estándar de x calorías entregadas en una hoja de papel, con la vana esperanza de que eso sirviera para algo. 
La inadecuada nutrición y sus nefastas consecuencias para las personas en las sociedades desarrolladas es un eje central en el estudio de los determinantes de la salud y la enfermedad. El estilo de vida y de nutrición reflejan mucho de la sociedad que nos rodea. El papel de la industria alimentaria como promotora de una alimentación caprichosa, superficial e insana; la no disponibilidad de tiempo de una gran parte de la población sobrepasada de tareas y de trabajo; una combinación de hiperactividad mental y un pavoroso sedentarismo; unos mecanismos de recompensa basados en el consumo de múltiples productos; unas relaciones sociales ligadas al entretenimiento mediante el consumo de alcohol y comida; éstos y otros factores son determinantes en los llamados estilos de vida. Al final, se resumiría en una mala nutrición y una baja actividad física.

En Más vegetales, menos animales se efectúa un contundente repaso basado en la evidencia, de los tópicos, los errores y la mala práctica en las recomendaciones de un estilo de nutrición saludable y sus correctas soluciones. Abordar este tema no solo se debe hacer para efectuar cambios individuales en las personas, sino también la creación colectiva de una conciencia diferente sobre los patrones de consumo, sobre los determinantes sociales de la alimentación para librarse de la costra publicitaria y social que envuelven estos temas.

La figura del dietista nutricionista integrado en la sanidad pública en los centros de salud sería una de las grandes incorporaciones e ideas a desarrollar para mejorar la salud de la población. Se podría titular como un nuevo libro: Mejor nutrición, menos medicación.


NOTA:
Tengo mucho que agradecer a la cada vez más larga lista de profesionales que escriben sobre nutrición y otros temas, que aportan de forma pública sus conocimientos y que para mí son fuente de información y aprendizaje:
De muchos de ellos tengo pendientes de leer varios libros. Poco a poco. 

domingo, 13 de noviembre de 2016

La industria alimentaria y los médicos. Promoción de hábitos saludables y no de productos elaborados

Desde hace años venimos sufriendo la intromisión de la industria alimentaria en diversos congresos médicos de distintas especialidades. 

De forma sutil o de forma descarada mediante la firma de "convenios de colaboración", sociedades como SEMERGEN, la Asociación Española de Pediatría, la Fundación Española del Corazón promocionan productos concretos con marcas comerciales o sacan "ventajas saludables" a productos como las bebidas fermentadas (cerveza), bebidas azucaradas (grupo Coca Cola), productos azucarados elaborados (galletas Dinosaurus) o genéricos como la carne de cerdo, la sandía sin pepitas, etc.

La supuesta evaluación previa de estos productos sobre su "inocuidad" permite la colocación de los logos de estas sociedades e instituciones en los productos cara al público. Es decir, se hace publicidad con "aval científico". Y todo esto previo pago de una tasas, convenios o la forma jurídica que se quiera, para mejorar las actividades de la asociación o institución para alcanzar su fines (formación continuada, actividades callejeras de "prevención y promoción de hábitos saludables"

A muchos médicos, nutricionistas y diversos profesionales, dicha actividad ha provocado un rechazo importante. Y asimismo, miembros de dichas sociedades han expresado en público su rechazo a dichas actividades. Aún así, a los beneficiarios de las sociedades e instituciones que realizan dicha tarea les cuesta reconocer lo inadecuado de las mismas.

De todo esto hablamos el pasado martes en Redacción Médica.

Os animo a ver el debate íntegro. Cada uno se retrata con claridad. Las conclusiones son vuestras.