"Doctor, estoy desesperada. Me han dicho en el Hospital que mi madre ya no puede quedarse allí, que no pueden hacer más por sus escaras y que me la tengo que llevar a casa. Estoy buscando a alguien para que se quede a ratos con ella y me ayude y no encuentro. Yo tengo que ir a trabajar y no puedo dejarla sola....."
Esta conversación la he mantenido numerosas veces con los cuidadores, casi siempre una hija, de un enfermo con demencia avanzada. El cuidado permanente de un paciente complicado es inviable que lo realicen muchas familias en su casa. La enfermería de los centros de salud realiza una gran labor en el cuidado especializado de las escaras de estos pacientes, y las familias están desbordadas. Los hospitales de cuidados intermedios limitan la estancia de este tipo de pacientes, viéndose obligados a retornar a sus casas en condiciones poco favorables. Las complicaciones infecciosas aparecen con frecuencia y su manejo ambulatorio no es siempre viable. El tiempo que hay que dedicar a este tipo de pacientes es difícil de sobrellevar con cupos de pacientes sobrecargados
"Doctor, me encuentro bien, pero se me olvidan algunas cosas, ¿tendré Alzheimer?"
Cada vez gente más joven hace esta pregunta. No recordar algo con la rapidez del rayo provoca en algunas personas miedo a padecer Alzheimer. En las personas mayores, casi siempre un familiar (hijos) se preocupa por algún despiste de su padre o madre y consultan pensando en la posibilidad de que tenga la enfermedad de Alzheimer. En los medios de comunicación se insiste que el diagnóstico precoz es la clave para retrasar la enfermedad. Evaluar a un paciente con un posible deterioro cognitivo leve tiene un abordaje estructurado (historia clínica y farmacológica, evaluación analítica y test de despistaje). El protocolo de Navarra me parece especialmente adecuado. Para realizar un diagnóstico de confirmación y el posible inicio de terapia (ver NICE Dementia) es necesaria la derivación al servicio de Neurología (en mi área, al menos 4 meses de demora).
El creciente número de pacientes afectados de deterioro cognitivo (Alzheimer y otros) supone un reto para todo el sistema sanitario, no solo para los hospitales por las posibles largas estancias en los pacientes afectados, sino también para la atención primaria, cargada de actividades estúpidas y burocráticas, de "urgencias" con diarreas leves de dos días de duración, congestiones nasales de media hora de duración y torceduras de tobillo de un mes de evolución. Los pacientes con patologías importantes necesitan tiempo y la atención a las banalidades lo quitan.
![]() |
Carretilla inventada para movilizar a un paciente. |