El uso crónico de benzodiacepinas (ansiolíticos e hipnóticos) está enormemente extendido en la población. Con la complicidad médica que los prescribe. El abordaje de los problemas de ansiedad, insomnio, insatisfacción, frustración, etc., tiene tal grado de complejidad y de dedicación que es imposible hacerlo de forma ideal en las consultas médicas y conlleva una gran prescripción de medicación. La petición de los pacientes de soluciones rápidas y eficaces conlleva el uso de medicamentos como respuesta habitual. Su eficacia a corto plazo está fuera de duda, pero esta eficacia puede ser la puerta para el mantenimiento de la medicación. El uso prolongado genera dependencia, y desde ahí hacerse indefinido es muy fácil. Intentar posteriormente retirar su consumo no es nada sencillo. Hace 2 años se publicó un excelente artículo sobre como realizar la deshabituación en nuestras consultas.
Un reciente estudio de base poblacional realizado en Canadá y publicado en el Canadian Journal of Psiquiatry nos muestra, con las limitaciones que el propio estudio reconoce, como su uso prolongado, una vez corregidos numerosos factores de confusión, tiene una Odss Ratio de incremento del riesgo de mortalidad de 1.36 (95% IC 1.09 a 1.70).
En Canadá alrededor del 4% de la población consume benzodiacepinas, llegando hasta casi el 20% de los ancianos que consumen hipnóticos. Los riesgo asociados de caídas, accidentes son bien conocidos. Una muestra de 14.117 personas de 18 a 102 años fue escrutada cada 2 años entre 1994 a 2007 sobre el uso de ansiolíticos, hipnóticos y muerte.
Aquellos que informaban sobre el uso de los medicamentos en el mes pasado, el OR de mortalidad era 3.22 veces mayor (95% IC 2.70 a 3.84) que aquellos que no lo hacían. Después de eliminar factores de confusión sociodemográficos, estilo de vida, enfermedades, incluida la depresión, el OR se mantuvo significativo 1.36 (95% IC 1.09 a 1.70).
La decisión de prescribir un ansiolítico o un hipnótico conlleva una gran responsabilidad. Muchas veces me da la impresión de que el propio paciente no es consciente, cuando se explican las posibles consecuencias de mantener el tratamiento. Las soluciones rápidas no existen cuando los problemas son complejos. Y menos en el taller de reparación rápida de los problemas de salud que a veces se convierten las consultas médicas, y hablo de todas, no solo las de atención primaria. Eso sí, con una Agenda de Calidad con huecos de colores para meter con calzador a todo usuario que reclame ser atendido, y arreglado, ya.