Ayer, muchos sanitarios estábamos congregados frente al televisor para ver el anunciado
programa SALVADOS titulado: Sobremedicados. Sabía que hablaban personas a las que conozco y admiro como
Enrique Gavilán y
Joan Ramón Laporte. Además, en la fase preparatoria, una periodista del equipo de redacción me había pedido opinión y ayuda para la realización del programa, algo que hice gustoso.
Un programa de televisión de denuncia no puede realizar una análisis sosegado y lleno de matices sobre este tema: el consumo de medicamentos, las decisiones de prescripción, los factores que influyen en la misma, las relaciones con la industria farmacéutica, la "creación de enfermedades", etc.... Intentar poner todos estos elementos en frase cortas de pocos minutos, buscando siempre en cada contestación un "titular", si es posible, chocante o escandaloso, es un elemento de la televisión que precisa, como Twitter, de frases cortas y contundentes que mantengan la atención y provoquen reacciones en la audiencia. En el fondo, o en la superficie, hasta la denuncia hay que venderla bien, como algo que no canse al televidente. No parece que son tiempos para razonamientos largos sino para frases cortas ocurrentes y terminantes.
Enrique Gavilán estuvo bien al ser sincero, pero nuestras debilidades no deben quedar como único discurso. La mayoría de las prescripciones que hacemos son razonadas en base a dedicar mucho tiempo a actualizarse para recomendar el mejor medicamento con la mejor evidencia y al menor coste. Discrepo con él al considerar el TDAH como una enfermedad inventada. Puede ser que estemos viviendo en nuestra sociedad la exageración del diagnóstico para justificar el fracaso escolar y haya un exceso de "diagnósticos y tratamientos", pero no podemos negar el sufrimiento de los casos evidentes y graves, que los hay.
Joan Ramón Laporte estuvo brillante hablando de la osteoporosis, de la aprobación de homólogos, de las relaciones de las sociedades científicas con la industria. Especial mención hizo a la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) diciendo que era la más independiente de todas, pero que "solo" se financia al 80% de la industria. Ese tema sigue ahí pendiente de avanzar. Quizás un poco de confusión al hablar de los 15.000 medicamentos que había que conocer. Evidentemente no hay 15.000 "principios activos" sino presentaciones, siendo muchos menos los principios activos. Y evidentemente, no me tengo que saber con detalle medicamentos que nunca prescribo. Al final, manejamos entre 40-50 principios activos la inmensa mayoría de los médicos.
La presencia de la ex-visitadora médica era un punto fuerte, denunciando prácticas y objetivos que han sido realidad, no para todos los médicos. Considero que la situación actual no es la que describía de hace 5 años. Y si algo ocurre, es muy minoritario y para personas muy elegidas. Y siempre denunciable.
Ildefonso Hernández, ex alto cargo del Ministerio de Sanidad definió bien las "puertas giratorias" al más alto nivel (OMS, EMA....) y las sutiles relaciones entre Administración e Industria. Los grupos de presión actúan en todos los campos y la sanidad no está ajena.
El portavoz de Farmaindustria hizo un pobre papel, al menos en el montaje que se nos presentó. Negar datos de un alto consumo de medicamentos en España es muy torpe.
¿Y mi impresión global? No me sentía cómodo, estaba quedando la figura del médico como una persona banal, fácilmente influenciable, vaga y aprovechada.
La Administración, las oficinas de farmacia, el medicamento como bien de consumo, los deseos sociales de soluciones rápidas a problemas complejos y otros muchos temas que influyen en las relaciones de la sociedad y los medicamentos quedaban en el aire. Quizás es el sesgo de alguien que ha dedicado mucho tiempo de su vida al estudio del uso de medicamentos. Quizás, el espectáculo solo quiere "escándalo" y no análisis.