Antes de la publicación en cualquier revista científica, los promotores del estudio RE-LY realizaron un seminario para periodistas para explicarles lo importante de sus resultados. Ya concienciada la grey (conjunto de individuos que tienen algún carácter común) periodística, llegó el momento de la eclosión publicitaria y mediática.
El mismo día que se publica el artículo en el New England Journal of Medicine (qué casualidad más científica), se presenta en la Madre de Todos los Congresos (32.000 participantes de 130 países) que es el Congreso Europeo de Cardiología los resultados del ensayo, apareciendo la noticia en todos los medios de comunicación impresos y audiovisuales. Todo el coro canta a la vez el Aleluya al Dabigatran y el Requiem al Sintrom.
Acceso gratuito al texto completo al NEJM (¿cuánto hay que pagar a la editorial para que lo publiquen el día H y además sea de acceso gratuito?), acceso a las diapositivas del ilustre Dr. Stuart J. Connolly (hemos visto muchas veces cómo el "speaker" se llevaba su propio ordenador para que no le pudieran copiar las diapositivas en un Congreso) de forma libre, y un despliegue mediático ¿gratuito? como pocas veces se ve.
Y digo esto, sin entrar a valorar si este medicamento aporta algo sustancial que pueda acabar sustituyendo al incómodo Sintrom. La prevención del ictus en la Fibrilación Auricular necesita más ensayos antes de pensar que el Sintrom pueda ser sustituido de forma generalizada. Primero, evaluación de la nueva indicación de la EMEA y FDA, después ya veremos. Las prisas no son buenas, y el afán de negocio no conoce fronteras mediáticas.
¿Doctor, y a mí cuando me va a dar la pastilla ésa que han dicho en la tele que es mejor que el Sintrom?. Al final, toda la campaña va dirigida a conseguir esta frase. ¿Cierto o no?