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Esperando la comida Foto original de Vicente Baos |
La alimentación en la Uganda rural y pobre consta mayoritariamente de
matoke (plátano verde cocido),
posjo -pronúnciese posho- (harina de maíz con agua formando una pasta) y
beans (judías cocidas). A la mayoría de los niños a los que pregunté la dieta que hacían, me contestaron que comían
matoke por la mañana,
posjo en el colegio y
matoke y
beans a la hora de la cena. El arroz era excepcional, dado que había que comprarlo y no se cultivaba allí. La carne (pollo, cabrito o cerdo) también era excepcional, así como los huevos y la fruta de cualquier tipo. Nunca tomaban leche, salvo que poseyeran una cabra. Es decir, una
dieta casi exclusiva de hidratos de carbono e hipoproteica. Una dieta monótona e insuficiente. Podríamos definir la situación general, tanto en niños como en adultos, de
malnutrición proteico-energética moderada. Es la más habitual en los países pobres y no provoca espectaculares fotos para difundir en los medios de comunicación occidentales, como las de los niños afectados de marasmo. En una economía de subsistencia, la no disponibilidad de dinero para la compra de productos que no se pueden obtener del entorno, produce esta carencia nutricional. La falta de energía, el menor desarrollo intelectual, la vulnerabilidad para las infecciones provocan que la malnutrición moderada sea el caldo de cultivo de unas tasas de morbi-mortalidad altas y una perpetuación del modelo social de la pobreza.
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Preparando el matoke Foto original de Vicente Baos |
Durante nuestra estancia, intentamos complementar la comida de los niños aumentando sus raciones y añadiendo arroz.
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