El barreño de las medicinas |
ROMANCE SATÍRICO (F. QUEVEDO)
Él es un médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio, y el bolsón.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
Dios perdone al que murió.
Cuando en una visita a domicilio, el médico dice al paciente y a su familia: "vamos a repasar los medicamentos que está tomando" y le sacan el barreño de las medicinas en semejante estado, el médico debe pararse a respirar hondo y reflexionar. En el barreño aparecen medicamentos que ha recetado él, medicamentos que se recetaron hace tiempo y se retiraron, medicamentos que han mandado los "cachitólogos" de las distintas partes del cuerpo que el paciente ha visitado en el Hospital; y que no falten, los medicamentos que le han recomendado y comprado en la farmacia.
Ordenar, depurar, desechar, confirmar su toma - en dosis y momento adecuado - lleva bastante tiempo. Correlacionar los síntomas del paciente con algún efecto adverso, ver si algo imprescindible falta, etc, es una ardua tarea. Y acabar la visita oyendo: "A ver si viene mi hija para que todo eso que nos ha dicho y escrito usted nos lo mete en la cajita esa de colores que tenemos": el bendito pastillero.
Quevedo satirizaba sobre los peligrosos médicos, en aquel entonces ignorantes y bárbaros. Hoy debíamos ironizar contra el peligro de los médicos que saben la fisiología de las enfermedades y quieren arreglarlo todo con potentes inhibidores de, agonista de, anti...de, pro..de, etc.
Sólo por reforzar... esto viene pasando hace mucho, mucho tiempo... recuerdo las primeras visitas de la que hoy es mi compañera a casa de mis padres... contó 20 "tipos" de pastillas en la caja de zapatos que usaban en vez del barreño como pastillero... y la de problemas que tuvo mi padre hasta que 'descubrimos' que estaba "pasado de dosis" de alguna...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
ResponderEliminarEso pasa en multitud de hogares.
Un saludo.
¡Tremenda responsabilidad la de acercarnos como sanitarios a la utilización de los medicamentos en un hogar! El barreño, el arcón, el cajón, el cofre,... Costó mucho conseguir esos "remedios" subvencionados con mayor o menor penuria. Tienen en muchos casos algunas de estas pastillas, jarabes y pomadas para la madre, el abuelo, la niña... un valor importante; les atribuyen un poder de curación, y los guardan por si pudieran ser de utilidad para otra ocasión.
ResponderEliminarQué diferente es este encuentro cuando sabemos acoger y respetar estas creencias y valores: es un punto de partida y de llegada al cambio que queremos.