La última semana ha sido pródiga en noticias positivas para los que criticamos a la homeopatía como pseudoterapia. La Universidad de Barcelona retiró su máster, noticia recogida en El Mundo y que me permitió hacer unas declaraciones sobre este tema:
Para Vicente Baos, que está al frente de la iniciativa NoSinEvidencia, explica que la homeopatía "lamentablemente está demasiado extendida en cursos de posgrado. Las razones son varias. Por un lado, porque a gente desde dentro de las instituciones universitarias no le parece mal y sobre todo porque la crisis financiera ha dejado a muchas universidades públicas necesitadas de financiación que puede venir de estos cursos".Para este médico de familia, defender esta tipo de pseudociencia, como él la denomina, "es una falta de rigor asombrosa. La ciencia avanza gracias a los ensayos que comprueban si una terapia es mejor que otra o si tiene eficacia. Lo que hacen quienes defienden la homeopatía es darle al efecto placebo un tono mágico, algo que revela la absoluta falta de rigor".Baos recuerda que existen múltiples informes, del Gobierno australiano, del Reino Unido o del Ministerio de Sanidad español, que muestran que la homeopatía no tiene base científica y que no ha demostrado su eficacia sobre diferentes problemas de salud. "Por eso los homeópatas no abordan los grandes problemas de salud y se centran en patologías menores (que se pasan solas) o en aquellas con una amplia base psicosomática que mejoran con empatía, venga del médico o de la terapia que sea".Desde NoSinEvidencia o CírculoEscéptico, plataforma de la que es miembro, Baos insiste en que pretenden que "la universidad represente la ciencia en estado puro y que no se mezcle con la impostura y la charlatanería. No podemos retroceder 200 años. Creo que poco a poco vamos a conseguir que las universidades se arrepientan de impartir o albergar cursos así y los retiren".
Durante estos días, medios de comunicación y televisiones se han hecho eco de la noticia, saltando a la actualidad este tema. Por supuesto, los defensores de la homeopatía, intentan dar su visión del tema. Uno de los argumentos favoritos es considerar que los llamados "escépticos", aquellos que criticamos las pseudociencias constituimos la nueva Inquisición que quiere imponer al resto su opinión y restar libertad a los individuos.
La santa inquisición del siglo XXI del va logrando asustar y prohibir lo que no quiere entender https://t.co/zVG3neVrko— Dr. Sergio Abanades (@SergioAbanades) March 2, 2016
Este tipo de respuestas son esperadas y solo espero que la sociedad escuche y se forme su propia opinión sobre la homeopatía.
Sin embargo, de forma paralela, aunque algo relacionada, surge otro debate: ¿la medicina y su práctica clínica es un lugar donde solo se aplican las evidencias científicas de la más alta calidad? Si no es así ¿podemos llamar pseudociencia a la mala práctica médica?
Juan Gérvas @JuanGrvas en su papel de abogado del diablo nos ha recordado numerosos ejemplos donde no todo es bonito y sale bien en medicina, y además a veces, prácticas clínica extendidas y mal evaluadas pueden producir daño.
La pseudociencia d la ciencia médica oficial no es sólo terapéutica, también diagnóstica y preventiva. https://t.co/S82ENFFs49— Juan Gérvas (@JuanGrvas) March 5, 2016
Pseudociencia médica oficial. 200.000 muertos anuales Unión Europea por reacciones adversas a medicamentos.https://t.co/Hzf8uv9tCk— Juan Gérvas (@JuanGrvas) March 5, 2016
Pseudociencia médica. Sólo 11% de lo qu hacen los médicos, benéfico (si se hiciera bien cuando y a quién lo precisa)https://t.co/f3MSIC4PQL— Juan Gérvas (@JuanGrvas) March 5, 2016
Con estos ejemplos podemos ver la línea de la crítica y sobre todo el uso de la palabra pseudociencia, igualando las prácticas basadas en el ritual mágico y absurdo y el efecto placebo con la medicina clínica que, a veces, produce daño o ausencia de beneficio.
Aunque seudo/pseudo significa falso, cuando hablamos de prácticas pseudocientíficas como la homeopatía o el reiki estamos refiriéndonos a su absoluta carencia de base física o química (científica) para explicar su acción en el ser humano; que no es lo mismo que cuando nos referimos a los efectos adversos de los medicamentos o a las prácticas exageradas o erróneas de la ciencia médica.
No es bueno mezclar todo. La idea resultante es: si lo tuyo no vale para nada, lo mío tampoco, y todo es una mierda y un engaño. Creo que este tipo de razonamiento podría encuadrarse bien en alguna de las falacias lógicas.
La base científica de la medicina no se puede cuestionar a estas alturas. Igual que podemos cuantificar los malos resultados, e incluso analizar la práctica clínica inadecuada, también podemos relatar los enormes beneficios de la medicina desarrollada científicamente en los últimos 100 años. No podemos poner, ni siquiera como autocrítica, un asunto al lado del otro.
Cuando se analiza la producción científica sanitaria mundial hay tal cantidad de artículos que son imposibles de atender ni leer por cualquier médico práctico. La mayor parte carecen de interés para la práctica diaria y por ello, pasan al olvido. Los más relevantes o novedosos se van incorporando a la práctica médica. Siempre hay que mantener una "lectura crítica" de las evidencias, saber distinguir la buena calidad de la posible manipulación de una industria farmacéutica interesa en promocionar sus productos y que en ocasiones ha engañado a los médicos. Por supuesto, y así avanzamos.
Cada día, en las consultas, médicos bien intencionados y con un altísimo grado de formación aplican lo mejor de sus conocimientos a la salud de sus pacientes. Y la historia de la medicina está cargada de errores, pero también de muchísimos aciertos que hacen que la supervivencia del cáncer sea cada vez más alta, la prevención vacunal adquiere un nivel de protección como nunca en la historia, la reducción de los factores de riesgo vasculares reduzca la incidencia de la enfermedad que mayor número de muertos produce en nuestro entorno. Y muchos más ejemplos.
Sin embargo, las pseudociencias mágicas, espiritualistas, energéticas, dilucionistas y demás galería de absurdos, solo aportan la ilusión de curar, el placebo manipulador, y en algún caso, el terrible error de renunciar a la ciencia y morir por las pseudociencias.